V E I N T I U N O

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El miércoles había empezado con una extraña mezcla de normalidad y tensión latente. Todo parecía transcurrir como de costumbre, al menos en la superficie, Grace no había abierto su bocotá por suerte, pero no sabíamos si lo haría después. Mientras tanto yo seguía ignorando los mensajes de Christopher. Sabía que no podía mantener esa distancia por mucho tiempo, pero después de todo lo que había pasado el día anterior, necesitaba espacio para pensar. Sin embargo, como era su costumbre, Chris no se rendía fácilmente.

Mientras Briana y yo nos ocupábamos de los preparativos para el hospital infantil, vi cómo mi teléfono vibraba repetidamente. Los mensajes de Chris continuaban apareciendo en la pantalla. El primero decía:

Chris: "Olivia, háblame. No podemos dejar esto así."

Ignoré el mensaje, enfocándome en mi trabajo, pero mi mente seguía divagando hacia él. El siguiente mensaje apareció unos minutos después:

Chris: "Sé que estás asustada, pero no puedes seguir evitándome."

Suspiré profundamente, sintiendo un nudo formarse en mi estómago. Entonces, el teléfono vibró de nuevo, pero esta vez acompañado de una imagen. Sabía lo que vendría y me prometí no abrirla, pero la curiosidad terminó ganando la batalla. Al deslizar mi dedo sobre la pantalla, ahí estaba: una foto de Chris, su torso desnudo, su abdomen perfectamente definido, y el short más bajo de lo que era apropiado. Mis ojos se clavaron en su cinturón de Adonis, ese punto débil que siempre había tenido un efecto devastador en mí. Mi respiración se aceleró al instante, la excitación recorrió mi cuerpo, pero me contuve. No le daría la satisfacción de una respuesta inmediata.

Chris: "¿Te acuerdas de la última vez? Sé que lo haces..."

Mi mente se llenó de imágenes de aquella noche. Lo que él estaba intentando funcionaba, lo sabía. Pero no podía dejar que eso me distrajera, no hoy.

Finalmente, cerca del mediodía, decidí que necesitaba un respiro, así que Briana, Rob, Jenna y yo salimos a almorzar. Mientras esperábamos la comida, Rob rompió el silencio con una noticia que todos veíamos venir.

—...Así que, oficialmente, estamos saliendo —anunció Rob con una sonrisa.

Bri y yo reaccionamos al unísono, riendo con entusiasmo.

—¡Aleluya!

—¡Por fin!

Nos miramos entre risas, como si hubiéramos estado esperando ese momento desde siempre.

—Se veía a kilómetros que se gustaban, pero nada más no se animaban a dar el paso. Me da muchísimo gusto que al fin lo hayan hecho —dijo Briana, felicitándolos con una sonrisa sincera.

—Sí, en serio, eran bastante obvios —añadí, sin poder evitar una sonrisa cómplice mientras Jenna y Rob se miraban, ligeramente sonrojados pero claramente felices.

Por suerte para Rob y Jenna, no había ningún obstáculo para su relación. La cláusula en el contrato solo prohibía que nos involucráramos con entrenadores o jugadores del equipo, y ellos no rompían ninguna regla. Me alegraba por ellos, de verdad lo hacía, pero no podía evitar que mi mente divagara hacia mi propia situación, y especialmente hacia la de Briana. Nosotras vivíamos con la sombra del secreto a cuestas, las miradas furtivas, los encuentros a escondidas, como si lo nuestro fuera algo que necesitara ocultarse del mundo.

Mientras los demás continuaban conversando y celebrando, asentí a todo lo que decían, aunque mi mente estaba lejos. Mi atención se desvanecía en cada pequeño gesto entre Jenna y Rob. La forma en que sus manos se rozaban libremente sobre la mesa, las sonrisas que compartían sin temor a ser vistos. Ellos podían ser felices sin restricciones, sin reglas que romper. En cambio, Briana, que estaba profundamente enamorada de John, tenía que calcular cada mirada, cada palabra, para que nadie sospechara. Y aun con tanto cuidado, Bri había sido descubierta. Ahora, estaba en riesgo de perderlo todo. Su trabajo, su estabilidad, nuestra compañía diaria.

LA FORMA EN QUE TE AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora