Epílogo

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¿Dónde estaba? ¿En donde estaban sus hijos? ¿Lando?

No quería admitirlo pero moría de miedo de no saber donde estaba, lo último que recordaba era que había ido a dormir con la promesa de pasar la hora del desayuno con sus descendientes pero ahora estaba en un lugar oscuro donde lo único que podía escuchar eran sus propios pasos.

—¿Leanne? ¿William? ¿Raphaël? ¿Ethan?

El miedo en su voz era notable, quien sea que la haya llevado ahí podría darse cuenta de que no todo estaba bien.

Buscaría una salida y la encontraría aunque de eso dependiera su vida. Quería salir de aquel lugar que lograba helarle hasta la sangre y la hacia sentir frío.

Apretó sus labios tratando de contener un pequeño quejido que demostraba el miedo, era como si sus movimientos y rostro no la delataran ya.

Fue en ese instante donde un largo sendero de velas empezó a encenderse dándole un poco de visión de lo que estaba pasando pero la limitada luz que le brindan aquellas velas no eran lo suficientemente fuertes para poder tratar de identificar el lugar y ahora la pregunta que había a su alrededor era la de: ¿Qué mierda está sucediendo aquí?

Miro atrás y pudo reconocer la puerta de su infancia decorada con el tema de la famosa puerta de Boo en Monsters Inc. Si era como recordaba el foco rojo arriba era señal de que la puerta estaba cerrada con llave y no había forma de que se abriera.

Prefirió seguir el camino de velas que se iban encendiendo solas, de forma irónica aquello le estaba dando más paz y tranquilidad, cada paso dado se sentía como que recargaba una batería de vitalidad y cada vela que se iba encendiendo podía sentirse como si tirarán un velo de su cerebro para que los recuerdos comenzarán a llegar poco a poco.

—America Montenegro, nacida el 16 de Septiembre de 1999 en Guadalajara, Jalisco, México.

Aquella voz la reconocía perfectamente y llevo una de sus manos a su rostro pero antes que pudiera tocar algo vió que las arrugas se habían ido, miró hacia abajo y se encontró vestida de un corto vestido color blanco con crema, llevaba unas medias blancas hasta la rodilla y unas botas del mismo color al nivel de su pantorrilla.

Sus manos fueron directamente a su cabello y este tenía aquel bonito color castaño que recordaba tener. Algo era raro pero se sentía tan bien llegando a ese lugar.

—Madre de cuatro, tres varones y una mujer, tu color favorito eran los colores claros, ganadora del Grammy, amante de los perros y caballos. Bienvenida, te estábamos esperando.

—¿Dónde estoy?

—Descubrelo por ti misma.

Dicho esto comenzaron a abrirse unas enormes puertas negras dejando ver una cegadora pero tranquilizadora luz blanca acompañada del delicioso aroma a vainilla con pequeños toques de cítricos.

Podía sentir la brisa casi imperceptible que la hacía sentir liviana, su curiosidad había aumentando.

Quería regresar por donde había caminado pero la realidad es que sus piernas no le respondían y caminaban directo a aquella luz, mientras más se sumergía en aquella luz todo se iba aclarando pues en el cielo podía verse detalles dorados y el clima era perfecto, no frío y no calor.

En cuanto avanzó más la puerta se cerró, ¿qué demonios estaba pasando?

—Ame, hija mía. —Volvió a escuchar la voz de Gabriel y comenzó a sentir ganas de llorar. Había perdido la cuenta de las veces que había llorando en los últimos años.— Tardaste tanto en llegar y mírate, eres hermosa.

Volteó directo al lugar donde provenía la voz y lo vió, vió a aquel hombre que le hizo falta toda su vida.

—¡Papá! Tengo miedo

Pequeñas cosas [Charles Leclerc|Lando Norris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora