Capitulo 28

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—Aries

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—Aries... —levanté la cabeza al escuchar el susurro de la serpiente. Me ofreció una leve sonrisa, su cabello despeinado indicaba que acababa de despertar—. Puede que pronto lleguen extraños a la aldea.

Lo miré con una mezcla de confusión y un leve temor.

—¿Extraños? —pregunté, mi voz apenas un murmullo.

—Sí, bueno, no son del todo extraños —respondió, su tono era calmado, pero cargado de cierta anticipación—. Son parte de mi familia. Vienen de otra aldea. Anford les envió una carta diciendo que habíamos sido atacados y que estábamos aquí. Espero no causar problemas... pero mis hermanos son algo protectores.

Se detuvo un momento, mirándome con seriedad, como si pesara cada palabra antes de pronunciarla.

—Posiblemente nos vayamos con ellos —añadió, y en su voz había una mezcla de resignación y duda.

Sentí un pequeño nudo formarse en mi estómago. La posibilidad de que se marcharan... no estaba seguro de cómo reaccionar ante esa idea.

—¿Te irías de verdad? —pregunté, tratando de mantener mi voz neutral, pero no pude evitar que un atisbo de tristeza se filtrara.

—Creo que si —respondió la serpiente, con un tono tan bajo que casi fue un susurro—. Notamos que no somos bien aceptados por los de tu aldea, y aún con eso, no me parece lógico que nos quedemos si tenemos un lugar al donde ir, es solo buscar otro territorio y comenzar desde cero.

Quedamos en silencio, mierda, tenía ganas de llorar.

Era de noche cuando unos golpes desesperados resonaron en mi puerta, arrancándome del sueño

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Era de noche cuando unos golpes desesperados resonaron en mi puerta, arrancándome del sueño. Me incorporé de la cama, aún adormilado, y caminé con pasos apresurados hacia la puerta, el corazón latiéndome con fuerza en el pecho.

Cuando abrí, el rostro de Cáncer apareció ante mí, pálido y lleno de terror. Sus ojos estaban enrojecidos y las lágrimas corrían por sus mejillas.

—Aries, es Kehan... —su voz temblaba mientras hablaba, ahogada por el miedo—. Está perdiendo mucha sangre... creo que está perdiendo al hijo.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Todo rastro de sueño desapareció en ese instante. Sin decir una palabra más, me lancé fuera de la cabaña, siguiendo a Cáncer.

DAMIED: AriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora