Capitulo 37

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Nos encontramos con Acuario en el camino

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Nos encontramos con Acuario en el camino. Pero antes los de la aldea nos persiguieron por un buen rato, logramos perderlos después de algunos minutos de intensa carrera por el bosque. Durante la huida, una flecha alcanzó el pie de Piscis, lo que hizo que tropezara y cayera al suelo. Sin pensarlo dos veces, Orión, quien estaba más cerca de él, lo levantó sin decir una palabra y lo cargó sobre su espalda, permitiéndonos seguir avanzando sin perder velocidad.

Después de correr durante el día nos encontramos con un tranquilo Acuario que caminaba otra vez hacia la aldea, pero al vernos se vio sorprendido y sin decir nada Sagitario agarro su mano y seguimos corriendo.

Después de escondernos, finalmente decidimos detenernos para descansar, reuniéndonos alrededor de una pequeña fogata, le contamos a Acuario la situación y este hizo algunas preguntas que no sabíamos como responder. El cielo estaba empezando a oscurecerse y una pesada atmósfera nos rodeaba; el cansancio y la tensión pesaban sobre cada uno de nosotros. El bosque susurraba a nuestro alrededor, y en esa penumbra, todos parecíamos más vulnerables de lo que nos gustaría admitir.

Acuario estaba agazapado junto al fuego, su mirada fija en el resplandor de las llamas, perdido en pensamientos que no compartía. Sabía que no era el único en ese estado; era inevitable que todos sintiéramos esa mezcla de miedo y resignación. Piscis estaba recostado, mientras Leo revisaba su herida, arrancando tiras de su propia ropa para vendarle el pie y detener el sangrado. Las líneas de dolor en el rostro de Piscis lo hacían ver débil y vulnerable, pero aún así, había una determinación silenciosa en sus ojos.

—Tenemos que encontrar a Ofiuco y a Cetus —dijo Hydra, rompiendo el silencio con un tono firme—. No podemos dejarlos atrás, no cuando estamos en esta situación. Tenemos que pensar en el futuro, en este momento cada minuto va en nuestra contra, los de la tribu pueden estar en camino, o puede que llegaran a nuestra misma conclusión y estén buscando a Ofiuco y a Cetus en este momento. Como sea, debemos llegar cuanto antes.

Andromeda asintió, su mirada se encontraba fija en algún punto del bosque, como si ya estuviera planeando el camino que seguiríamos.

—Y después… —interrumpió Libra, con un suspiro que parecía cargar todo el peso de nuestras decisiones—. ¿Dónde iniciaremos desde cero?

Ese era el dilema que pendía sobre nosotros como una sombra: no solo habíamos perdido el lugar al que llamábamos casa, sino también la estabilidad y la seguridad que teníamos, después de todo necesitábamos a los aldeanos para tener unidades a la hora de pelear cuando se alzaba la guerra, de otra forma dudaba que nos hubiéramos quedado con ellos si no fuera por eso. El silencio se hizo denso, nadie parecía tener una respuesta clara, y eso solo aumentaba la presión. Si no elegíamos el lugar correcto, corríamos el riesgo de pisar territorio ajeno y con ello llegaba nuestra muerte.

—No importa dónde vayamos —dijo finalmente Sagitario, su voz tranquila, aunque cargada de resignación—. Lo que importa es que estemos juntos. Ya encontraremos un lugar.

DAMIED: AriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora