Capítulo 07: No me culpes

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El sol se alzaba lentamente en el horizonte, inundando la base con una luz dorada

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El sol se alzaba lentamente en el horizonte, inundando la base con una luz dorada. Astrid, con su cabello desordenado y aún en pijama, se desperezó en la cocina, buscando su desayuno. Mientras preparaba un batido, el sonido de pasos resonó detrás de ella, y un escalofrío recorrió su espalda.

—¿No te das cuenta de que pareces un zombie por las mañanas? —dijo Shigaraki, asomando su cabeza por la puerta. Su mirada estaba llena de diversión y un ligero tono de desafío.

Astrid giró los ojos, intentando ignorar su presencia. —No necesito que me critiques, Shigaraki. ¿Por qué no te vas a molestar a alguien más?

—Pero tú eres la más divertida —respondió él, cruzándose de brazos y apoyándose en el marco de la puerta con una actitud despreocupada. Su mirada se posó en ella, evaluándola de una manera que la hacía sentir incómoda y, a la vez, curiosa.

—¿Divertida? ¿Desde cuándo ser un zombie es divertido? —le contestó, tratando de mantener la seriedad.

Shigaraki se acercó a ella, su sonrisa burlona ampliándose. —Quizás porque me gusta ver cómo te esfuerzas por ignorarme. Es un espectáculo entretenido.

Astrid se giró, dándole la espalda mientras mezclaba su batido. La sensación de su mirada en su espalda la hacía sentirse nerviosa, pero también intrigada. Ella estaba comenzando a darse cuenta de que algo en su dinámica había cambiado, aunque no sabía exactamente qué era.

—Deberías encontrar algo mejor que hacer —dijo, tratando de sonar indiferente.

—Y perder la oportunidad de molestar a la chica que me vuelve loco —respondió él, sin dejar de sonreír—. No, gracias.

Astrid se giró, sosteniendo el vaso de batido en su mano. —¿Qué te hace pensar que te voy a dejar hacer eso?

Shigaraki dio un paso hacia ella, acercándose lo suficiente para que su proximidad fuera casi abrumadora. —Porque lo disfruto. Y tú también, aunque no quieras admitirlo.

Astrid sintió que su corazón latía más rápido, y un leve sonrojo apareció en sus mejillas. —¿Disfrutar de qué? —preguntó, tratando de mantener la voz firme.

—De ver cómo intentas mantenerte seria mientras me odias y me deseas al mismo tiempo —dijo él, con un guiño provocador.

—¡No estoy deseándote! —exclamó, sintiendo que la frustración se mezclaba con una incomodidad que no sabía cómo manejar.

—Vamos, no te enfades. Es solo un hecho —replicó él, sin perder su tono juguetón—. Te noto un poco más inquieta cada vez que estamos juntos.

Astrid intentó enfocar su mente en el batido, pero la atención de Shigaraki era ineludible. —Tú no sabes nada de mí —dijo, manteniendo su tono desafiador.

—¿De verdad? —su voz se volvió más suave, casi un susurro—. Siento que te estoy conociendo mejor de lo que tú misma crees.

Un silencio pesado se instaló entre ellos. Astrid sintió la tensión en el aire, como si todo lo que habían construido como enemigos estuviera a punto de desmoronarse. Ella no quería sentir eso, pero la atracción que comenzaba a surgir entre ellos la sorprendía.

𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵗᵒᵐᵘʳᵃ ˢʰᶤᵍᵃʳᵃᵏᶤ ˣ ᵒᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora