Shigaraki se levantó de su cama, aún con el cuerpo inquieto por los restos de aquel sueño perturbador. Se pasó una mano por el rostro, tratando de sacudirse la sensación incómoda de vulnerabilidad que lo había asaltado durante la noche. "Solo fue un sueño", se dijo, intentando convencerse de que no significaba nada. Pero la sensación seguía ahí, latente.
Bajó a la cocina en busca de algo de agua. A esas horas de la madrugada, la base estaba en silencio, y la oscuridad era rota solo por las luces tenues que delineaban los pasillos. Cuando llegó a la cocina, la vio.
Astrid estaba allí, de espaldas a él, con una camiseta suelta que apenas rozaba el borde de sus muslos y un short corto que dejaba al descubierto sus piernas. Estaba tomando agua en silencio, sin notar su presencia aún.
Shigaraki se quedó en la puerta por unos instantes, observándola, sintiendo cómo el recuerdo de su sueño regresaba con fuerza. Esa tensión en su cuerpo se intensificó al verla en un estado tan relajado, tan despreocupado. Algo en su interior lo impulsaba a acercarse, aunque sabía que no debería.
Dio un paso adelante, silencioso como una sombra. Sin pensarlo demasiado, sus manos se movieron hacia ella. La envolvió con sus brazos desde atrás, su pecho presionando suavemente contra su espalda mientras sus manos se apoyaban en su abdomen. Astrid se sobresaltó al principio, pero no lo apartó. Shigaraki podía sentir el ligero temblor en su cuerpo, una señal de que también ella estaba afectada por la cercanía.
—¿Qué haces despierta? —susurró en su oído, su voz rasposa.
Astrid frunció el ceño, pero su cuerpo no se movió, como si estuviera evaluando qué hacer. Podía sentir la presión de su agarre, no era brusco, pero tampoco era suave. Era Shigaraki, en su estado más vulnerable y, de algún modo, más audaz.
—Me duele todo después del entrenamiento de hoy —respondió, sin mirarlo directamente, pero su voz estaba cargada de cierta tensión que no podía ocultar.
Shigaraki se quedó en silencio por unos segundos, sus dedos jugueteando con un mechón de su cabello, enredándolo entre ellos antes de soltarlo lentamente. El calor de su cuerpo era palpable, y aunque intentaba mantener la calma, podía notar el rubor subiendo por el cuello de Astrid.
—Siempre te duele todo, ¿no? —murmuró con una ligera burla, pero había algo más en su tono. Algo que ni él mismo comprendía del todo.
Astrid soltó un suspiro frustrado, y giró ligeramente para mirarlo de reojo. Su ceño estaba fruncido, pero había algo en su mirada que delataba más que simple molestia. Shigaraki lo notó. Sin pensarlo demasiado, dejó que su mano se deslizara un poco más arriba, rozando la tela suave de su camiseta mientras su pulgar acariciaba su costado.
—¿Qué te pasa? —preguntó Astrid, su tono tratando de sonar firme, aunque había un leve temblor en su voz.
Shigaraki no respondió de inmediato. En lugar de eso, inclinó su rostro hacia su cuello, el mismo lugar donde había soñado besarla la noche anterior. Su respiración cálida rozó la piel de Astrid, y ella, por más que intentaba disimularlo, dejó escapar un pequeño suspiro. Shigaraki lo notó y esbozó una sonrisa traviesa.
ESTÁS LEYENDO
𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵗᵒᵐᵘʳᵃ ˢʰᶤᵍᵃʳᵃᵏᶤ ˣ ᵒᶜ
FanfictionDe pequeños se odiaban, pero de adultos se tienen ganas..