Era una de esas noches en las que el calor del día daba paso a un aire fresco y tranquilo. Astrid se había despertado de un sueño inquieto, sintiendo el dolor en sus músculos tras la intensa sesión de entrenamiento. Se levantó de la cama y decidió dirigirse a la cocina en busca de las píldoras que AFO le había recomendado para aliviar su malestar.
Mientras buscaba en los estantes, notó que las luces del pasillo apenas iluminaban la habitación. Tomó un pequeño frasco y vació una de las cápsulas en su mano. Antes de que pudiera ingerirla, escuchó el sonido de pasos apresurados detrás de ella. Giró la cabeza y vio a Shigaraki aparecer en la entrada, con una expresión de alarma.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó él, su voz cargada de preocupación.
Astrid se sobresaltó, sintiendo cómo el corazón se le aceleraba. —Solo estoy tomando unas pastillas para el dolor muscular. ¿Qué te pasa?
—¿Pastillas? —repitió, frunciendo el ceño. Su mente se llenó de pensamientos erróneos, y no pudo evitar imaginar lo peor. —¿Por qué estás tomando eso en la madrugada? ¿Es que quieres hacerte daño?
Astrid lo miró, sintiendo la frustración subir por su garganta. —No es nada malo. Solo son analgésicos, Shigaraki. No estoy haciendo nada peligroso.
Él dio un paso hacia adelante, la tensión entre ellos era palpable. —No me gusta cuando tomas cosas sin decirme. No sabes qué efectos pueden tener.
—¡No soy una niña! —exclamó ella, cruzándose de brazos. La mirada de Shigaraki se suavizó un poco, pero aún había preocupación en sus ojos. A medida que se acercaba más, la atmósfera cambió; la luz tenue resaltaba la conexión entre ellos, y por un instante, todo lo demás desapareció.
Ambos se quedaron en silencio, mirándose fijamente, la distancia entre ellos pareciendo desvanecerse. En ese momento, el mundo exterior no existía; solo estaban ellos dos, atrapados en una burbuja de confusión y emociones no expresadas.
Sin previo aviso, Shigaraki se inclinó y, con un gesto inesperado, le dio un beso suave en la mejilla. La calidez de su toque la sorprendió. Astrid sintió una oleada de calor recorrer su rostro mientras su corazón latía con fuerza.
—No quiero que te hagas daño, Astrid —susurró él, su voz suave pero firme.
Astrid lo miró, todavía aturdida por la repentina cercanía. Sin pensar, se acercó y besó su arco de cupido, un gesto provocador y juguetón. —No te preocupes por mí. Soy más fuerte de lo que piensas.
Shigaraki, que siempre había sido un chico desafiante y provocador, se sintió atrapado entre la confusión y la atracción. —Eso no significa que no me importe —respondió, su tono un poco más serio, a pesar de la chispa de provocación en su mirada.
Astrid lo miró fijamente, su corazón latiendo descontroladamente. La tensión entre ellos aumentaba, y ella sabía que estaban cruzando una línea que nunca habían considerado antes. Sin embargo, no podía evitarlo; la cercanía, la química y el intercambio de miradas lascivas la mantenían atrapada.
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𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵗᵒᵐᵘʳᵃ ˢʰᶤᵍᵃʳᵃᵏᶤ ˣ ᵒᶜ
FanfictionDe pequeños se odiaban, pero de adultos se tienen ganas..