Astrid no había hablado mucho con Shigaraki desde la discusión de la noche anterior. La tensión aún flotaba en el aire entre ellos, y aunque no habían resuelto nada, ambos decidieron centrarse en sus propios asuntos por el momento. Estaba en la cocina, preparando una taza de té para calmar sus nervios, cuando escuchó pasos detrás de ella.
Dabi se apoyó en el marco de la puerta, observándola con una media sonrisa.
—¿Todo bien? —preguntó en tono casual, pero había algo en su mirada que sugería que sabía más de lo que parecía.
Astrid levantó la vista y lo miró con desconfianza. No era raro que Dabi se presentara en los momentos más inoportunos, pero esta vez, su presencia la hizo sentir aún más inquieta.
—Estoy bien —respondió ella, no del todo convincente.
Dabi entró en la cocina y se sirvió un vaso de agua, pero no dijo nada más por un momento, como si estuviera debatiendo si debía hablar o no.
—¿Sabes? —empezó finalmente, su tono más serio—. La nueva chica, Lyla... No sé si te han contado, pero ha estado... bastante "amistosa" con Shigaraki últimamente.
Astrid sintió que su estómago se hundía. Su corazón latió más fuerte, y dejó la taza en la mesa con un poco más de fuerza de la necesaria.
—¿A qué te refieres con 'amistosa'? —preguntó, aunque en el fondo ya tenía una idea de lo que Dabi estaba insinuando.
Dabi se encogió de hombros, como si fuera algo trivial, pero no podía esconder la preocupación en su mirada.
—Bueno, la he visto coqueteando con él en algunas misiones. Lo toca mucho, lo mira como si fuera su maldito héroe personal... y lo peor es que no parece detenerla.
Las palabras de Dabi golpearon a Astrid como un puñetazo en el estómago. Sintió cómo la ira y los celos comenzaban a acumularse en su pecho, cada palabra que Dabi decía confirmando sus peores temores.
—¿Y Shigaraki? —preguntó, su voz apenas un susurro.
Dabi la miró con una mezcla de compasión y sinceridad.
—No es que él la esté alentando... Pero tampoco la está deteniendo. No se ha alejado, y ella lo sabe. No me malinterpretes, no estoy diciendo que él esté haciendo algo malo... pero tampoco está ayudando a que las cosas se vean bien desde afuera.
Astrid apretó los puños. Todo lo que había estado sintiendo, las dudas, los celos, la sensación de que algo no estaba bien, ahora tenían una confirmación. Lyla no solo era una nueva integrante eficiente del equipo, sino que estaba tratando de meterse en el lugar que le pertenecía a ella.
—¿Por qué no me lo dijiste antes? —preguntó Astrid, su voz llena de enojo, aunque sabía que Dabi no era el culpable.
Dabi suspiró, apoyando la espalda contra el mostrador.
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𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵗᵒᵐᵘʳᵃ ˢʰᶤᵍᵃʳᵃᵏᶤ ˣ ᵒᶜ
Hayran KurguDe pequeños se odiaban, pero de adultos se tienen ganas..