El clima nocturno de la ciudad parecía ser el más adecuado para las actividades de Shigaraki. La oscuridad le ofrecía el anonimato necesario mientras se deslizaba entre las sombras de los edificios. A pesar de la creciente notoriedad de la Liga de Villanos, él se mantenía bajo perfil cuando lo deseaba.
Esa noche, sin embargo, no se trataba de una misión. No estaba en busca de caos o destrucción, como solía ser el caso. Esta vez, su objetivo era mucho más personal.
Había pasado horas recorriendo las calles, observando escaparates de tiendas hasta que se detuvo frente a una de ellas: una tienda de ropa para bebés. Shigaraki observó en silencio los pequeños atuendos que colgaban en las vitrinas, desde diminutos monos hasta abrigos de colores suaves. Pensar en su hijo —o hija, aún no lo sabían— usando una de esas prendas le provocaba una mezcla de emociones que le costaba entender del todo.
Con una mirada decidida, Shigaraki se acercó a la entrada trasera de la tienda, la cual no presentaba mucha dificultad para él. La cerradura sucumbió bajo sus dedos, y en cuestión de segundos, estaba dentro. A su alrededor, las luces tenues de seguridad iluminaban filas y filas de ropa diminuta. Se movió con rapidez, sabiendo que no tenía mucho tiempo antes de que algún héroe patrullara la zona.
Pasó sus manos por la tela suave de un conjunto color crema, con pequeños dibujos de animales, y lo tomó sin dudar. Luego, eligió un par de zapatillas de lana y un abrigo acolchado. Todo lo que veía parecía diseñado para un ser tan pequeño y frágil que le costaba imaginarse sosteniendo algo tan vulnerable.
Llenó una bolsa improvisada con varias prendas de distintos colores y tamaños. Astrid no paraba de decir que aún no sabían si sería niño o niña, pero a él no le importaba. "Tendrán lo que necesiten", pensó con firmeza.
Finalmente, salió del lugar tan silenciosamente como había entrado, cerrando la puerta tras de sí sin dejar rastro de su presencia.
Cuando regresó a la guarida, el lugar estaba tranquilo. Los demás miembros de la Liga estaban dormidos o ocupados en sus propias tareas. Shigaraki caminó hacia su habitación, donde Astrid dormía profundamente. Se quedó de pie en el umbral de la puerta, observándola por un momento. Su vientre, ya notablemente más abultado, se movía suavemente con su respiración rítmica.
Él se acercó en silencio, dejando la bolsa con las ropas junto a la cama. Luego, se inclinó y besó suavemente su vientre, susurrando:
—Tengo algunas cosas para nuestro pequeño.
Astrid no se movió, pero su expresión relajada lo tranquilizó. Acarició una última vez su vientre antes de sentarse a su lado. No importaba lo que el futuro les deparara, Shigaraki sabía que haría todo lo posible para proteger a su familia, y eso incluía pequeños gestos como robar ropa de bebé.
Al día siguiente, la luz tenue de la mañana entraba por la pequeña ventana de la habitación. Astrid, aún sumida en un sueño profundo, apenas se movía mientras Shigaraki permanecía despierto a su lado, observándola en silencio. Su mente aún estaba ocupada con lo que había hecho la noche anterior, pero no se arrepentía. Las pequeñas prendas que había robado para su futuro hijo o hija descansaban en una bolsa a un lado de la cama.
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𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵗᵒᵐᵘʳᵃ ˢʰᶤᵍᵃʳᵃᵏᶤ ˣ ᵒᶜ
FanfictionDe pequeños se odiaban, pero de adultos se tienen ganas..