El entrenamiento de esa tarde había sido más intenso de lo habitual. Shigaraki estaba de mal humor, como casi siempre, y Astrid se encontraba igual de agotada. Ambos se encontraban en la misma sala de entrenamiento, con la tensión entre ellos palpable en el aire. Habían pasado horas intentando superar los desafíos que All For One les había impuesto, pero la cooperación seguía siendo algo forzado, lleno de resentimiento.
Astrid limpiaba el sudor de su frente con la muñeca, lanzando una mirada de soslayo a Shigaraki, quien descansaba contra la pared opuesta, observándola con esa expresión fría y despectiva que siempre le dedicaba.
—Si no fuera porque All For One insiste tanto en que trabajemos juntos, preferiría no tener que verte la cara —soltó Astrid, su tono ácido.
Shigaraki sonrió de manera burlona, pasándose una mano por el cabello desordenado. Sus ojos rojos brillaron con un destello que Astrid había aprendido a detestar, pero que, en el fondo, despertaba en ella una emoción incómoda, una mezcla de irritación y curiosidad.
—Lo mismo digo —respondió él—. No eres más que una carga. Si fuera por mí, estarías fuera de aquí desde hace tiempo.
Astrid entrecerró los ojos, acercándose un poco más hacia él con pasos lentos y controlados. No iba a dejar que sus palabras la hirieran, aunque supiera que parte de lo que decía estaba destinado a provocarla.
—No sé si te has dado cuenta, pero no soy la misma niña que conociste hace años —murmuró ella, deteniéndose frente a él, a solo unos pocos pasos de distancia—. Puedo ser una carga, sí... pero también sé que All For One ve potencial en mí. Tal vez sea porque, a diferencia de ti, puedo mejorar sin destruir todo lo que toco.
Shigaraki arqueó una ceja, molesto pero al mismo tiempo intrigado. Era cierto que en los últimos años Astrid había cambiado, había mejorado de manera notable. Ya no era esa niña insegura que él podía intimidar con facilidad. Ahora había algo en ella que lo desafiaba, y aunque odiaba admitirlo, eso lo atraía de una manera que no comprendía del todo.
—¿Así que te crees mejor que yo? —preguntó, su voz impregnada de sarcasmo—. No me hagas reír.
—No lo hago por ti —respondió Astrid, sus labios curvándose en una sonrisa retadora.
Se acercó aún más, sin perder el contacto visual, notando cómo la distancia entre ellos se volvía casi inexistente. Sabía que estaban jugando con fuego, con una energía que oscilaba entre el odio y algo más que ninguno de los dos parecía dispuesto a reconocer del todo.
Shigaraki ladeó la cabeza, observándola de cerca, su mirada intensa y peligrosa.
—Cuidado, Astrid —dijo en un tono suave pero cargado de veneno—. Si sigues jugando a ser la más fuerte, podrías acabar rompiéndote.
Astrid alzó una ceja, dando un paso más, ahora tan cerca que podía sentir su respiración irregular.
—¿Eso es una amenaza, Tomura? —preguntó, su voz apenas un susurro, desafiándolo.
ESTÁS LEYENDO
𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵗᵒᵐᵘʳᵃ ˢʰᶤᵍᵃʳᵃᵏᶤ ˣ ᵒᶜ
FanfikceDe pequeños se odiaban, pero de adultos se tienen ganas..