09.- Edificios

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The Legend of Zelda y todos sus personajes son propiedad de Miyamoto Shigeru, Tezuka Takashi y Nintendo.

Palabras: 486.

09.- Edificios

Un recuerdo había aparecido entre la bruma de su memoria. Era la imagen de un edificio cercano al castillo, había animales dentro. Link frunció el ceño, ¿qué animales eran? No lo recordaba.

Desde una de las ventanas podían verse varias edificaciones y, entre ellas, una especie de terraplén con hierba.

Link cerró los ojos y alargó la mano intentando acariciar al animal de su recuerdo. Era alto y de pelo corto y robusto. Era.

—Caballo —susurró.

Había una yegua de pelaje color chocolate a la que le gustaba acariciar, era asustadiza, mansa y noble. Tenía nombre, pero no lo recordaba.

Estaba a poco más de una hora de distancia del castillo de Hyrule, el lugar en el que Zelda seguía luchando para contener a Ganon. Tenía que darse prisa, el resplandor siniestro del Cataclismo cada vez era más intenso, a Zelda se le estaban acabando las fuerzas.

Montó a Motas, el caballo que había domado en los pastos de la última posta, deseando recortar distancia con el castillo lo antes posible. No pensaba conducir al animal hasta el corazón de la Llanura de Hyrule, no tenía ninguna intención de ponerlo en peligro. Le llevaría hasta el punto en el que los edificios empezaran a perfilarse, después continuaría a pie.

Se preguntó qué sentiría al volver a pisar la zona del castillo. Sabía que había nacido y crecido en Hatelia, pero no había sentido nada especial al recorrer sus calles, tal vez porque no recordaba nada en absoluto de aquel lugar, quizás porque se había ido siendo aún demasiado pequeño. Impa le había explicado que llegó al castillo con unos doce años, así que había estado tiempo suficiente como para considerarlo su hogar. Además, allí había conocido a Zelda y había sido nombrado su caballero personal.

Tiró de las riendas de Motas para que dejase de correr, le acarició la crin y bajó de su lomo. Las ruinas de los edificios anexos al castillo se perfilaban ante ellos.

—Eres un buen caballo —musitó mientras le quitaba la silla y las riendas—. Vuelve a casa. Eres libre.

Le dio una palmada en el lomo y Motas echó a correr libre, regresando sobre sus pasos. Cuando el ruido de sus cascos alejándose dejó de oírse Link se percató que el único sonido en la llanura era el del viento meciendo las hojas de los árboles.

Avanzó, el eco de sus propios pasos le erizó la piel, aquel sitio parecía estar maldito y olvidado.

El recuerdo de cómo era aquel lugar antes del Cataclismo se superpuso a lo que se mostraba ante él. Se vio a sí mismo recorriendo aquel lugar, siguiendo a una mujer joven de pelo largo y dorado, sólo veía su espalda, pero Link sabía que era hermosa.

Aquellos edificios en ruinas se sentían más como su hogar que Hatelia. Verlos en aquel estado le oprimió el corazón. No quedaba nada en pie de su hogar.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! El hogar no siempre es el lugar en el que naces o creces, muchas veces es un lugar lejano en el que te sientes cómoda y a salvo. Creo que para Link su hogar está más en las instalaciones del castillo que en Hatelia.
Mañana más.

Lluvia y ruinas. Fictober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora