The Legend of Zelda y todos sus personajes son propiedad de Miyamoto Shigeru, Tezuka Takashi y Nintendo.
Palabras: 705.26.- Disciplina
El aviso de cambio de guardia rompió el silencio de la noche. Link se sentó en la cama, se desperezó y se frotó un ojo adormilado. Desde el interior del castillo no se oía demasiado, pero estaba tan acostumbrado a despertarse con aquel sonido que le bastaba con que fuera un simple susurro.
Se cambió de ropa y cruzó la puerta que llevaba a la pequeña sala para el servicio. Las tres sirvientas del turno de noche le recibieron con sonrisas.
—He preparado té, ¿quieres algo para comer?
—No, gracias —respondió Link.
Hacer ejercicio con el estómago lleno nunca era buena idea. Aceptó la taza que le ofrecieron y la bebió despacio.
—Eres un chico muy disciplinado —le alabó Nynnea, la sirvienta que se encargaba de todo lo relacionado con Zelda. La mujer la cuidaba mucho y Link la tenía en alta estima—. Aunque ahora eres un elegido sigues manteniendo tu rutina de entrenamiento.
Soldado, caballereo o elegido, el entrenamiento era importe y él llevaba la disciplina grabada a fuego en su cuerpo.
—Gracias por el té.
—Te tendremos preparado un buen desayuno cuando vuelvas.
Usó la puerta de servicio para salir a los jardines del castillo. Aún era de noche, pero el sol no tardaría en empezar a bañar Hyrule con su luz. Hizo algunos estiramientos y dio inicio a su entrenamiento diario. Correr, trepar, hacer ejercicios con la espada...
Cuando le nombraron caballero de la princesa el resto de soldados empezó a alejarse de él, así que cada vez había menos gente dispuesta a entrenar con él. Ahora que era un elegido todos los demás le evitaban como si apestase. Suponía que haberse ganado el favor del rey siendo poco más que un niño había levantado ampollas entre el resto. Pero un caballero sólo era importante intramuros. Ahora, con casi diecisiete, siendo un elegido ya no era sólo alguien para los habitantes de castillo, lo era también de cara a todo Hyrule. Entendía que no les gustase. Al menos seguían teniéndole en cuenta para la estrategia militar y la defensa del castillo.
—Link.
Se giró al oír la voz de Zelda, alzó la mirada al sol para comprobar que aún no eran las seis. Zelda no era una persona perezosa, pero pocas veces se levantaba antes de que acabase su entrenamiento diario.
—Yo también puedo madrugar —musitó divertida—. Y he pensado que tendrías hambre.
Ante la mención a la comida su estómago rugió, se lo frotó y Zelda dejó escapar una risita.
—Ven conmigo, vamos a desayunar.
Estaba de buen humor, parecía ser de nuevo la Zelda que conocía antes de que la Espada Maestra le eligiera. La siguió hasta los jardines privados de la familia real, era uno de los lugares preferidos de la princesa y el único sitio del castillo que el rey Rhoam no pisaba nunca.
Habría agradecido poder asearse o tener un arroyo cerca en el que remojarse antes de sentarse junto a Zelda. Ella no hizo ninguna mueca, aunque estaba todo sudado y, seguramente, no olía demasiado bien.
—Link, quiero disculparme —musitó y le ofreció una rebanada de pan con queso de Hatelia—. Me he portado mal contigo. Éramos amigos y...
—No importa. Lo entiendo.
Y lo hacía de verdad. La presión que sentía Zelda la desbordaba. Estaba rodeada de gente con poderes especiales que, sin pretenderlo, le recordaban constantemente que los suyos no se despertaban. Y estaba él que era alguien normal y corriente hasta que descubrió que tenía el estúpido poder de arrancar una espada legendaria de su pedestal.
—Sí que importa y te compensaré por ello.
No lo necesitaba. Le bastaba con que le permitiera seguir a su lado y pudiera seguir apoyándola mientras buscaba el modo de despertar sus poderes.
—Nynnea ha preparado todo esto «para el chico más disciplinado del castillo» —pronunció imitando a la mujer—. Dice que si todo el mundo se esforzase la mitad de lo que lo haces tú nadie tendría que preocuparse jamás de los monstruos. Está muy orgullosa de ti.
—Tú también te esfuerzas.
—Gracias.
Aunque nadie pareciese notarlo. Se esforzaba y también era disciplinada.
—Estoy orgulloso de ti.
Los ojos verdes de Zelda se humedecieron y sonrió.
—Muchas gracias, significa mucho para mí.
Fin
Notas de la autora:
¡Hola! Sigo sin encontrarme muy bien, pero al menos lo he sacado adelante.
Mañana más.
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Lluvia y ruinas. Fictober 2024
FanfictionHistorias cortas sobre Link y Zelda. Lista de palabras en la introducción. #Fictober2024