04.- Esponja

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The Legend of Zelda y todos sus personajes son propiedad de Miyamoto Shigeru, Tezuka Takashi y Nintendo.

Palabras: 1329.


04.- Esponja

El agua desprendía vapor y un agradable aroma a hierbas aromáticas. Sumergió los dedos y comprobó la temperatura. Estaba caliente, pero no tanto como había deseado. Zelda se deshizo de sus maltrechas ropas y se metió con cuidado en la bañera. Los raspones en su piel ardieron al entrar en contacto con el agua caliente, ignoró la desagradable quemazón y se sentó sumergiéndose hasta los hombros.

Aquella salida había sido un absoluto desastre, les había atacado un octorok y un hinox, habían tenido que huir trepando por las rocas y había estado a punto de matarse al resbalar en el hielo. Menos mal que Link la había acompañado. Link... se había caído al río para salvarla, aún estaría empapado y helado.

—Link.

Él no contestó, sin embargo, sabía que estaba al otro lado de la puerta velando por su seguridad.

—Entra, por favor.

Él empujó la puerta, se quedó allí con las mejillas muy rojas y los ojos clavados en el techo del cuarto de baño. Su ropa seguía húmeda y, Zelda, pudo apreciar el leve temblor que le sacudía. Estaba muerto de frío, pero no tenía intención de decirlo.

—Tú también necesitas un baño —musitó al ver que él no decía nada—. No tienes que ser tan formal conmigo, Link.

»La bañera es muy grande, ni nos rozaremos.

—Esperaré.

—¿A qué? Esta es la única agua caliente que tenemos, cuando acabe estará fría y ahí fuera está nevando —explicó señalando la pared.

Quiso añadir que a qué venía tanto remilgo después de haberse comido a besos y haberse toqueteado el uno a la otra sin pudor alguno escondidos en una cueva húmeda y helada, pero no lo hizo.

—Si no entras en calor acabarás pillando una neumonía —continuó. Sabía que para calentarse le gustaba acurrucarse junto a cualquier hoguera, como un cachorrito, pero a ella no le parecía adecuado—. ¿Crees que podrías cumplir con tu deber si te mueres?

Esta vez sí que la miró a los ojos. Tenía el ceño fruncido como si estuviera planteándose la idoneidad de contestarle que acababa de soltarle un golpe bajo con toda la intención de molestarle.

—Me daré la vuelta, miraré a aquella pared y tú te quedarás mirando a la puerta, ¿de acuerdo? No me obligues a ordenártelo.

Sin esperar respuesta se giró en la bañera y se abrazó las rodillas preguntándose si le estaba dejando espacio suficiente. Oyó un suspiro y el frufrú de la ropa de Link al desvestirse, se le aceleró el corazón con el chapoteo del agua cuando él se metió en la bañera. La espalda de Link tocó la suya. Había sido demasiado optimista sobre el espacio en la bañera, pero, al menos, ambos entrarían en calor.

Tomó la esponja que permanecía en el bordillo de la bañera y le añadió jabón para poder lavarse bien. La mojó, la estrujó con suavidad y la espuma resbaló entre sus dedos haciéndola sonreír.

Pensaba frotarse la piel hasta que lograse eliminar aquella molesta sensación de haber hecho el ridículo. Echó el brazo hacia atrás para frotarse la nuca y una fuerte punzada le recorrió todo el cuerpo. Soltó un quejido. Sintió a Link tensarse contra su espalda.

—No es nada —susurró llenando los pulmones de aire para controlar el dolor—. Me he dado un golpe en el hombro cuando me he resbalado y me duele un poco. Estoy bien, tranquilo.

Lluvia y ruinas. Fictober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora