The Legend of Zelda y todos sus personajes son propiedad de Miyamoto Shigeru, Tezuka Takashi y Nintendo.
Palabras: 1096.01.-Incendio
El humo le arañaba la garganta y ardía en sus pulmones, aún y así, Zelda, no se detuvo. Tenía que llegar al campamento. Llegar al campamento y sobrevivir, eso era lo único que tenía que hacer.
Había sido una estupidez adentrarse en el bosque sola, tendría que haber ido con alguien. Daruk habría aceptado acompañarla sin preguntarle por qué quería deambular por ahí sin su guardaespaldas. Revali habría fanfarroneado con la idea de que confiase en él más que en su escolta personal. Mipha... seguramente, ella habría sonreído y la habría seguido. Urbosa la habría mirado con desaprobación, perola habría acompañado. Sin embargo, se había empeñado en salir sola sin decirle nada a nadie.
Tropezó con unas raíces y rodó por el suelo. La tierra le raspó la mejilla y las palmas de las manos. Le dolían las rodillas, los codos y el estómago a causa de la caída. Se lamentó. Era una estúpida.
El calor del incendio que se iba extendiendo la obligó a ponerse en pie. Tenía que seguir adelante o quedaría atrapada entre las llamas. Sin embargo, se quedó inmóvil. ¿estaba corriendo en la dirección correcta? ¿Se estaba dirigiendo hacia el campamento?¿corría alejándose de las llamas o se acercaba a ellas? Le faltó el aire y el terror se instaló en el centro de su pecho. Estaba perdida.
Algo se movió a su izquierda, se giró esperanzada deseado que fuese uno de sus amigos o Link, pero no era ninguno de ellos. Monstruos. Un pequeño batallón de monstruos encabezado por un moblin salía de entre la maleza dispuesto a rodearla y a acabar con ella.
«Huye» pensó. Logró mover un pie, después el otro y echó a correr de nuevo. No importaba la dirección sólo poner la distancia suficiente entre ella y el batallón de monstruos.
Los pasos tras ella no aflojaban a diferencia de los suyos que eran cada vez más pesados y lentos. Estaba agotada. No iba a poder seguir huyendo durante mucho tiempo y, desde luego, no estaba en condiciones de luchar tras la caída de hacía unos minutos. Iban a matarla. Moriría y el cataclismo se desataría arrasando todo Hyrule a su paso.
Los gritos de los monstruos resonaron en sus oídos. Los tenía encima. Se dejó caer al suelo de rodillas, agotada. Rió ante la ironía de que quién estaba destinada a derrotar a Ganon fuese a caer a manos de un puñado de monstruos y rodeada por las llamas de un incendio que no sabía cómo había empezado.
Un moblin se derrumbó a su lado, lo miró sorprendida. Estaba muerto. ¿Qué lo había matado? Se miró las manos sólo para comprobar que sus poderes no habían despertado y que la causa no era ella. Los chillidos de dolor y el sonido de los cuerpos de los monstruos al impactar con el suelo la hicieron girarse para contemplar la escena.
—¡Link!
El último bokoblin cayó muerto al suelo. Le observó enfundar la Espada Maestra con gesto mecánico y se giró lo justo como para poder mirarla por encima del hombro. ¿Estaba enfadado? Con Link a menudo era difícil saberlo, tenía una habilidad envidiable para mantenerse inexpresivo. Suspiró y acabó de girarse para mirarla de frente.
—Gracias por la ayuda —soltó agachando la mirada avergonzada. Podría haber añadido que podía arreglárselas sola, pero era evidente que no era así—. Me han rodeado de repente y no...
—Imprudente —la interrumpió él. Zelda alzó el rostro, se topó con un ceño fruncido que evidenciaba un enfado sincero y genuino, no se parecía en nada a la mueca de Urbosa cuando la reñía. Link estaba muy enfadado—. Maldita sea.
Quiso bromear sobre el hecho de oírlo pronunciar tres palabras seguidas, se mordió la lengua y no lo hizo. Más allá de su papel como elegido de la Espada Destructora del Mal, más allá de su creciente incomodidad hacia él, más allá de las cosas compartidas antes de ser un elegido, Link era su guardia personal, su padre le había encomendado aquella tarea y él se tomaba muy en serio sus responsabilidades.
—Lo siento. Necesitaba...
Link volvió a darle la espalda. Contuvo las ganas de gritarle que la mirase mientras le estaba hablando, mas no lo hizo al darse cuenta de que estaba analizando el terreno y el cómo escaparse de aquel bosque en llamas. Incluso estando furioso con ella iba a asegurarse de llevarla de vuelta sana y salva.
—Idiota —masculló poniéndose en pie. Él no replicó, aunque le había oído perfectamente.
El humo se alzaba entre las copas de los árboles en grandes y espesas columnas negras. Se dio cuenta con horror que estaban rodeados. Iban a morir a causa de su imprudencia. Link se toqueteó la suela de las botas y se acercó a ella con aire decidido. Si iba a descargar toda su rabia y frustración sobre ella no pensaba protestar, no había un momento mejor que ese. Sin embargo, Link se arrodilló frente a ella y el mundo se tambaleó. Zelda, por unos segundos, no supo dónde era arriba y dónde abajo. Abrió los ojos sintiéndose levemente mareada y se encontró mirando el suelo y el trasero de Link.
—¿Qu-qué estás haciendo? —preguntó incómoda. Se la había cargado alhombro como si fuera un maldito saco lleno de hortalizas en vez de una princesa—. Te ordeno que me dejes en el suelo.
Él la ignoró, se movió con agilidad trepando por los árboles, subiendo a rocas, caminando como si supiera perfectamente hacia adónde tenía que ir. A Zelda le mareaba ver el suelo acercarse y alejarse de manera constante, pero no se quejó. Según avanzaban el aire estaba menos cargado y hacía menos calor.
Tras lo que le pareció casi una eternidad Link la dejó en el suelo con cuidado, de nuevo, arrodillado ante ella. Se irguió y la miró. Su cara estaba llena de polvo y hollín, surcada por churretes por los que había resbalado el sudor.
—Gracias —atinó a susurrar. Estaban a pocos metros del campamento. Lo suficientemente cerca como para no tener que caminar más de dos minutos. Lo suficientemente lejos para que nadie viera que había tenido que acudir a su rescate. Preservando su orgullo ante sus hombres—. De verdad, gracias, Link.
Él asintió y se alejó, sin reproches, sin malas caras. Zelda deseó poder volver atrás, al momento antes de que él fuese elegido por la Espada Destructora del Mal, al tiempo en el que era feliz por tenerlo siempre a su lado. Deseaba que pudieran volver a ser aquellos Link y Zelda.
Fin
Notas de la autora:
¡Hola! Este año he cambiado de fandom para el Fictober. Quería haber hecho una historia con capítulos enlazados, pero la lista de palabras no ha colaborado con la idea; así que voy a hacer una colección de shots y drabbles, algunos estarán relacionados y otros no.
Espero que disfrutéis de estos relatos.
Mañana más.
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Lluvia y ruinas. Fictober 2024
FanfictionHistorias cortas sobre Link y Zelda. Lista de palabras en la introducción. #Fictober2024