28.- Suicida

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The Legend of Zelda y todos sus personajes son propiedad de Miyamoto Shigeru, Tezuka Takashi y Nintendo.
Palabras: 645.

28.- Suicida

El Cataclismo había surgido de los cimientos del castillo de Hyrule. Y el desastre les había sobrevenido como un alud. La maldad de Ganon había tomado el control de los guardianes y las bestias divinas. Mipha, Urbosa, Daruk y Revali habían quedado atrapados en su interior y habían perdido la vida. Toda la gente que vivía en el castillo había muerto, incluido el rey.

El mundo se estaba cayendo a pedazos a su alrededor, lo único que quedaba, lo único que quería proteger a cualquier precio era a Zelda.

La había arrastrado fuera del castillo, asegurando una vía de escape. Pero habían tenido que detenerse. Zelda estaba destrozada, se culpaba, sentía que le había fallado a todo el mundo. Había caído de rodillas al suelo, al arrodillarse ante ella toda la presión y la tristeza acumuladas estallaron en un grito frustrado y un torrente de lágrimas. Zelda se refugió entre sus brazos, llorando, mientras la lluvia lo bañaba todo. No dijo nada, no había ninguna palabra que pudiera consolarla.

Le habría gustado permitir que se desahogase y descansase, pero el sonido mecánico de los guardianes le hizo ponerse alerta. La aferró por los brazos y no necesitó decir nada para que comprendiera lo apremiante de la situación.

El disparo de un guardián cruzó el aire, Link la empujó y apartó de la trayectoria.

«Creo que estás siendo demasiado temerario. Eres consciente de que no eres inmortal, ¿verdad?» le había reñido Zelda hacía unas semanas por sobreexponerse demasiado para protegerla. Sabía que no era inmortal, pero pensaba protegerla hasta su último aliento. «Lo tuyo es habilidad mezclada con un impulso suicida» había afirmado Urbosa en un par de ocasiones. Suponía que tenía razón. Estaba dispuesto a morir por la mujer a la que quería.

En seguida estuvieron rodeados. No podían huir, tampoco podía esquivar porque si lo hacía podían herirla. Aferró la Espada Maestra con fuerza y alzó el escudo. Aguantaría tanto tiempo como pudiera. Quitaría de en medio a tantos guardianes como pudiese para que Zelda tuviera la oportunidad de salvarse.

La fatiga, las heridas de la huida más las que iban acumulándose bajo aquel intenso asedio empezaron a hacer mella en él. Estaba perdiendo mucha sangre, se le nublaba la vista y las fuerzas le estaban abandonando. Le fallaron las rodillas, jadeando se apoyó en la espada para intentar ponerse en pie.

—Basta, no sigas —rogó Zelda poniendo la mano sobre su hombro—. Es suficiente. ¡Salva tu vida al menos! ¡Te lo ruego!

Logró ponerse en pie, tambaleante. No iba a marcharse. Ya no podía sostener el escudo, su brazo izquierdo estaba destrozado, pero se preparó para lanzarse al contraataque del guardián que les apuntaba. Estaba listo para morir.

—¡No! ¡No! —gritó Zelda.

La princesa le empujó y se interpuso entre el guardián y él, no tenía fuerzas para intercambiar las posiciones de nuevo. Y entonces ocurrió. De la mano de Zelda surgió un precioso resplandor dorado que desactivó a los guardianes. Quiso felicitarla, decirle que ya se lo había dicho, que era sólo cuestión de tiempo que despertase su poder, pero se derrumbó en el suelo mareado y al borde de la muerte.

Sintió los brazos de Zelda rodearle. Intentó mirarla a los ojos, pero su visión estaba demasiado borrosa. Quiso sonreírle sin éxito. Deseó tranquilizarla, decirle que si moría allí habría valido la pena porque ella estaba a salvo, ningún sonido escapó de entre sus labios. Quiso rogarle que no estuviera triste por él, que estar a su lado le había hecho feliz. Zelda le hablaba, pero su voz ya no le llegaba, se sumió en la oscuridad.

«Al final conseguirás que te maten, Link» murmuró Mipha desde algún lugar rodeado de oscuridad. Al final Urbosa y Mipha había tenido razón, aunque no se arrepentía de nada y si se encontrase de nuevo en la misma situación haría exactamente lo mismo.

Fin

Notas de la autora:
¡Hola! Link tiene ese lado medio suicida que vemos en los recuerdos de BotW, así que esta palabra sólo podía estar dedicada a él y a su imprudencia.
Mañana más.


Lluvia y ruinas. Fictober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora