08.- Fotografiar

42 4 0
                                    

The Legend of Zelda y todos sus personajes son propiedad de Miyamoto Shigeru, Tezuka Takashi y Nintendo.


Palabras:
835.


08.- Fotografiar

—He leído que hace unos cincuenta años, en esta meseta crecía un tipo de flor que se usaba para elaborar varios remedios —explicó Zelda. Link la seguía un par de pasos por detrás escrutando los alrededores, pero atento a sus palabras—. Imagina cuánto podríamos ayudar a las gentes de Hyrule si pudiéramos replicar sus efectos.

Zelda dio una alegre vuelta sobre sí misma, se le veía ligera y feliz.

—Dime, Link, ¿en Hatelia tenéis algún remedio especial?

—No. Creo.

—¿Qué te daba tu madre cuando estabas enfermo?

Link frunció el ceño. No solía enfermar y su madre casi siempre estaba demasiado ocupada encargándose de su pequeña tienda como para prestarle atención.

—Sopa de calabaza —contestó y escuchó el sonido de la piedra sheikah al tomar una fotografía.

—Pero las calabazas no son típicas de Hatelia, ¿verdad?

—No. Es el arroz.

Los labios de la princesa se curvaron en una sonrisa. A Link le costaba hablar, pero se esforzaba en hacerlo cuando estaban a solas, sólo había un tema que siempre eludía y ese era su infancia en Hatelia.

—Seguro que era deliciosa, ¿era una buena cocinera?

—Ella no cocinaba.

Otra fotografía. Link frunció el ceño.

—Entonces, ¿quién te preparaba la sopa de calabaza?

—Nerim.

—Es un nombre Sheikah —declaró Zelda.

Link asintió. Se daba cuenta de que Zelda estaba bordeando el tema que tantas veces había intentado sacarle y que él siempre esquivaba. No le gustaba hablar de su vida en Hatelia.

—Nuestra vecina, vino de Kakariko.

—¿Cómo era tu madre?

Él suspiró y Zelda supo que la conversación acababa allí. Se preguntaba qué escondía, cómo eran sus padres, qué tipo de vida había tenido antes de conocerse. Quería saber si de niño era feliz, si tenía una buena vida. También con qué soñaba y qué le gustaba hacer cuando se sentía triste y solo.

—Yo apenas recuerdo a mi madre —musitó Zelda—. Era muy pequeña cuando murió. Era muy guapa, siempre sonreía. Cuando estaba enferma pedía que me preparasen dulces, aunque a mi padre desaprobaba que comiera ese tipo de cosas.

Zelda se sentó sobre un tronco caído y Link la imitó, cerca, pero manteniendo la distancia con ella.

—¿Sabes? No era muy buena para comer, los pobres cocineros tenían que ingeniárselas para preparar algo que quisiera comerme. Pero mi madre nunca se enfadaba, decía que cuando fuera más mayor se acabaría el problema y tenía razón.

»La echo de menos. Me habría gustado que estuviera a mi lado cuando dejé de ser una niña. Me encantaría que estuviera a mi lado ahora.

Sonrió al sentir la suave palmadita sobre su hombro con la que intentó animarla. Link no era bueno hablando, pero siempre sabía como consolarla sin decir nada. Zelda se dejó caer hasta que su cabeza reposó en el hombro de él.

—A menudo pienso que, si hubiese tenido la piedra sheikah en mis manos, podría haberla fotografiado para no olvidar nunca cómo era su rostro, su sonrisa, su cabello. Que la habría podido tener siempre conmigo.

—Por eso haces tantas fotografías.

Lo fotografiaba casi todo, flores, paisajes, animales... también a su padre, a Daruk, a Urbosa, a Mipha y a Revali.

—No quiero olvidarme de nadie —musitó asintiendo—. Quiero tener una imagen de la gente a la que quiero para siempre. Mas... hay alguien que no se deja fotografiar con facilidad.

Link pensó en Impa, la sheikah siempre se ruborizaba y ponía nerviosa cuando Zelda la enfocaba con la cámara de la piedra sheikah, aunque estaba bastante seguro de que tenía un par de buenas fotografías de ella.

—Cada vez que disparo te mueves. —Zelda rió cuando le sintió ponerse tenso—. Siempre sales movido, de lado, de espaldas... No estás quieto nunca.

—Yo no...

—Si te atreves a decir que no eres importante permitiré que Revali te use como blanco móvil, Link.

»¿Podemos hacernos una foto juntos?

Link irguió la espalda, Zelda se acomodó mejor y preparó la cámara frontal de la piedra sheikah.

—¿Preparado?

Zelda pulsó el disparador, él se movió. Iba a protestar, pero la voz de Urbosa declarando que era como un cachorrito incapaz de estarse quieto dos segundos la hizo sonreír.

—Veamos cómo ha quedado —sugirió resignada a tener otra instantánea borrosa de Link—. Es...

Preciosa. Estaba bien enfocada, a pesar de haberse movido. Link no miraba a la cámara, la miraba a ella, su expresión era dulce y risueña. Nunca le había visto así, tranquilo, relajado, en paz.

Link se puso en pie de un salto con el rostro enrojecido y visiblemente incómodo. No hizo nada por eliminar la fotografía, como habría hecho Impa, ni pidió que la borrase.

—Muchas gracias, Link, es la fotografía más bonita que he hecho nunca.

Fin

Notas de la autora:
¡Hola! Hacer hablar a Link ha sido más difícil que darle una pastilla a un gato, espero que no haya quedado OoC.
Mañana más.


Lluvia y ruinas. Fictober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora