XXV. 𝐂𝐨𝐧𝐜𝐞𝐫𝐧

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SE HABÍAN ALEJADO YA ALREDEDOR DE DIEZ METROS, cuando el sonido inconfundible de un Berg sobrevolando los aires invadió sus oídos.

El zumbido del motor era ensordecedor, resonando entre los árboles que se elevaban entre ellos.

En un rápido movimiento el hombre tomó a la niña y la jaló consigo detrás de un pino de tamaño mediano, suficiente para cubrirlos a ambos.

—Papi... —exclamó con miedo.

—Shh. —dijo suavemente y acarició su cabeza. La pequeña entendió y presionó los labios.

Cuando la nave pasó prácticamente sobre sus cabezas, ocasionó una brisa placentera en contraste al clima que, si bien ya no era insoportablemente caliente, permanecía cálido.

Debido a que el Berg en ningún momento detuvo el vuelo, dió por hecho que no los había visto. Por lo que luego de unos minutos en los que por fin se perdió en el cielo, soltó un suspiro.

—¿Por qué se dirige a casa? —preguntó ella inocentemente clavando sus ojitos marrones llenos de curiosidad, aún con un destello de temor, en el rostro de su padre.

El hombre tragó duro y sacudió la cabeza, intentando sonreír.

—No lo sé, mi amor. Quizás van a darles provisiones. —mintió mientras tomaba su mano y seguían su camino.

Caminaron entre los árboles del bosque, tratando de hacer el menor ruido posible a pesar de que no pareciera haber ninguna amenaza cerca.

Ambos ya estaban más tranquilos.

—Las medicinas también son provisiones, ¿no? —volvió a hablar, rompiendo el silencio. —Quizás tengan las que mami necesita para que se recupere.

Kevin necesitó de toda su fuerza de voluntad para no echarse a llorar ahí mismo ante la inocencia de su niña.

Si las cosas fueran así de fáciles...

—¿Papi? —insistió la menor. Era ese destello de esperanza en su voz lo que hacía que su corazón se rompiera aún más.

—No cariño, no es así.

—Pero no puedes saberlo.

—Amor...

—¡¿Por qué dejamos a mamá?! —reprochó con una voz chillona común de los infantes y rompió a llorar.

Su padre se agachó a consolarla y tratar de callarla también, quebrando sin querer una ramita en el proceso. No podían arriesgarse a hacer demasiado ruido por lo que maldijo internamente.

—Todo estará bien. —besó su cabeza mientras la niña cesaba lentamente su llanto.

Sus mejillas y pequeña nariz habían quedado de un tono carmesí como siempre que lo hacía. Cosa que, para su edad, rara vez pasaba.

—¿Me lo prometes?

Él se apartó un poco para mirarla y asintió. Apartando un mechón, que había escapado de una de sus coletas, de su rostro.

—Lo prometo. —susurró con un nudo en la garganta que rogó ella no notara. Lo cual pareció ser así cuando vió la pequeña sonrisa que se dibujo en sus tiernos labios.

Le devolvió el gesto y sin más interrupciones, continuaron su camino a través del bosque.

Silenciosa, pero apresuradamente.

Haré todo por mantenerte a salvo...Por mantenerte a ti a salvo.

||Capítulo Veinticinco — Inquietud||
“third person”

𝐀𝐋𝐋 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔 ━━ NewtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora