𝐀𝐋𝐋 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔 || Donde una chica llega a un lugar totalmente extraño sin recordar absolutamente nada sobre su vida.
O
Donde los Habitantes reciben a una novata en el Área por primera vez en todos los a...
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NEWT PRÁCTICAMENTE LA ARRASTRABA HACIA DONDE SEA QUE ESTUVIERA LLEVÁNDOLA. Aún ni amanecía y para el colmo, tenía un terrible dolor de cabeza.
Se quejó una vez más mientras por fin pudo caminar por su cuenta. Newt soltó el agarre en su mano y siguió caminando.
—¿Se puede saber a dónde vamos? —murmuró tallándose los ojos. Su voz aún sonaba algo ronca. Y es que claro, cómo no si literalmente hace menos de cinco minutos estaba cómodamente dormida en su saco de dormir.
Él le echó una mirada sobre el hombro, fue apenas unos segundos pero notó la sonrisa burlona impregnada en su rostro.
—¿No lo recuerdas?
Negó confundida mientras aceleraba el paso para llegar a su lado.
—Ya lo verás. —respondió y finalmente se detuvo frente a uno de los muros de piedra. —Ven, acércate.
Dakota puso una mueca de aburrimiento. Largas lianas colgaban pesadamente del muro.
El aire frío solo intensificaba su dolor de cabeza, pero decidió ignorarlo.
—Interrumpiste mis sueños sólo para venir a ver aburridas lia...
Newt apartó estas con una mano, y lo que vio hizo que se le quitara el sueño de inmediato, abriendo paso a la curiosidad.
Caminó los pasos que la separaban del muro y se acercó lo más que pudo a la pequeña ventana frente a ellos. Apoyó sus manos en el plástico traslúcido y opaco, y pegó su rostro a este. Todo estaba oscuro, apenas pudo distinguir el largo pasillo rocoso.
—El laberinto. —murmuró.
—Sip. —afirmó él.
—¿Y qué se supone que...?
Empezó a preguntar, pero la repentina aparición de una espantosa criatura en su campo de visión la hizo detenerse de inmediato.
Como por instinto se hizo para atrás horrorizada. De no ser porque Newt estaba ahí, hubiera caído sobre sus posaderas al duro suelo de concreto.
—¡¿Qué es eso?!
—Un penitente. —golpeteó su dedo índice en aquella ventana.
Abrió los ojos espantada y tomó la mano del chico rápidamente para apartarla de ahí. Temerosa de que esa pequeña acción fuera a llamar la atención de la horrible criatura.
—¿Estás loco? —susurró fuerte.
—Tranquila, no puede salir de ahí. —dudó por un momento, pero finalmente lo soltó y volvió su atención a la ventana.
El famoso «Penitente» era una especie de criatura bulbosa del tamaño de una vaca, con pelos desagradables y seis patas robóticas con todo tipo de cuchillas y algunas agujas enormes, que entraban y salían de su interior una y otra vez.
