𝐀𝐋𝐋 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔 || Donde una chica llega a un lugar totalmente extraño sin recordar absolutamente nada sobre su vida.
O
Donde los Habitantes reciben a una novata en el Área por primera vez en todos los a...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
PASARON SEIS DÍAS DESDE SU PRUEBA CON WINSTON y aún no podía probar tocino. O cualquier cosa que tuviera que ver con cerditos.
Ya había pasado por todos los trabajos, excepto por el de los Corredores. Era algo que agradecía pero a la vez le causaba mucha curiosidad.
Por no decir demasiada.
¿No la habían dejado hacer la prueba por lo que pasó en su primer día? Lo sabría mañana. No pensaba quedarse con la duda.
—¿Quieres? —Minho puso una tira de tocino muy cerca del rostro de la muchacha. Ella hizo una mueca y lo miró mal.
Él soltó una carcajada y apartó la tira de su cara para comérsela.
Daki apretó los ojos y tragó saliva. Las náuseas eran muy pocas, pero aún permnecían ahí. Como ese pensamiento intrusivo que le decía que había algo familiar en toda la situación.
Era como si, después de todo, el Área no fuera un lugar completamente desconocido.
Raro. Era la única palabra con la que podía describirlo.
—Eres un idiota, Minho. —Newt golpeó su hombro en broma y el asiático se hizo para atrás.
—¡Oye! ¡Casi me tiras! —lo miró, indignado ante la divertida mirada del rubio.
—No seas exagerado. —Newt sonrió burlonamente.
—Ni sis ixigiridi. —lo imitó y la chica soltó una carcajada, tomando a su vez un bocado de su comida.
—Algún día tendrás que superar ese trauma, Dakita. —dijo Minho volviendo al tema del tocino, mientras negaba desaprobatoriamente con la cabeza.
Ella enarcó una ceja divertida.
—¿Dakita?
—Es que Daki es muy simple. —respondió encogiéndose de hombros y miró a Newt disimuladamente. Él rodó los ojos y rió.
—Calla, shank.
—Oblígame, garlopo.
Ambos se mirararon fijamente, como si estuvieran haciendo un duelo de sólo miradas. No movían ni un sólo músculo, y tampoco parpadeaban.
Dakota notó el silencio, miró a ambos y sonrío divertida.
—¿Se van a besar? —interrumpió con un tono burlón. Ambos la miraron al unísono con una expresión de disgusto y entonces estalló en carcajadas.
—¡Ay! —volvió a reír. —¡Sus caras!
—Cállate. —pronunció Minho, aunque por su expresión sabía que no estaba molesto o fastidiado, al igual que Newt.
