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Lord Anthony Ross, duque de Beaufort es un hombre orgulloso, vive feliz pensando que su vida no puede ser mejor, pero se da cuenta que no es así cuando es abandonado días antes de su boda por la mujer con la que pensaba...
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La noche estaba casi llegando, y el límite de tiempo que Anthony le había dado estaba a punto de expirar. Evelyn aún no sabía qué debía hacer.
Aunque él no me dio muchas opciones -pensó Evelyn.
Ella lo amaba, eso no era un secreto y nunca lo sería, pero ¿merecía estar con él y ser feliz? Evelyn no creía que pudiera ser feliz, no después de lo que pasó y todo lo que sufrió sola. Pero Anthony no la entendería porque ella nunca le diría la verdad; prefería seguir cargando su dolor sola. Él ya estaba sufriendo bastante también; ella lo sabía, aunque él se negara a exteriorizarlo.
-Hija, ¿qué te pasa? -preguntó su madre, que estaba junto a ella. Era la hora de la cena y ambas esperaban que sus señoras terminaran para poder seguirlas.
-¿Podemos salir y hablar con más privacidad? -Elina asintió, y juntas salieron al jardín de la residencia. Estaba iluminado gracias a los faroles distribuidos por toda el área.
-Ahora dime qué te pasa.
-Anthony me pidió que me casara con él -confesó Evelyn. Esperó ver la sorpresa en el rostro de su madre, pero solo encontró calma.
-La verdad, era de esperarse.
-¿Qué? -Evelyn era la que estaba sorprendida.
-El duque siempre te ha amado, Eve. Antes lo dudaba, pero después, cuando lo vi caer de rodillas, derrotado cuando le confirmé que te habías ido y...
-Espera, ¿Anthony hizo qué? -la interrumpió Evelyn, confundida y sorprendida.
-Cuando el difunto duque los descubrió e hizo todo lo posible por separarlos. -Evelyn asintió-. Él fue hasta nuestra habitación, desesperado, queriendo saber dónde estabas. No le importó el escándalo que había formado en su recorrido, y cuando le confirmé que te habías ido y le habías dejado solo una carta, él cayó de rodillas al suelo, hija. Sus ojos estaban rojos, conteniendo las lágrimas. Sentí su dolor, y era grande, Eve.
-Por eso el rencor y la culpa -susurró Evelyn, y luego miró a su madre-. Él no deja de echarme en cara que lo abandoné.
-Él piensa que le rompiste el corazón, por eso debes decirle la verdad de lo que realmente pasó, hija.
-No sé qué hacer, mamá. Si le digo la verdad ahora, sufrirá más, y no quiero verlo sufrir más. Pero tampoco quiero que me culpe y me trate como una herramienta para su objetivo. Si acepto su propuesta, quiero que vuelva a ser el mismo Anthony que era antes de alejarnos.
-Entonces lucha por eso. Toma el lugar de su esposa y demuéstrale que lo amas. Pero sabes que si no le dices la verdad, será difícil, Evelyn. No lo viste romperse, y para volver a reunir sus pedazos sin una razón o explicación, será bastante complicado -expresó Elina. Evelyn asintió, decidida.
-Gracias, mamá. -Evelyn abrazó a su madre, sintiéndose más ligera y resuelta-. Y no le digas a Sharon hasta que todo esté claro. Hablaré con él esta noche.