Pss Pss Pss
Ahora sé porque las hermanas Straton no han sido vistas en ninguno de los eventos recientes, imagino que el nuevo conde debe estar satisfecho al sentirse libre de las tres damas, ya que las envió a Hampshire. No sé la razón para que Lord Ian Dunmond hiciera tal cosa, ya que su deber con la corona inglesa es darle un heredero al condado Warwick.
Aunque si soy sincera, no creo que las hermanas Straton estén en Hampshire, estoy casi segura de las tres van rumbo a un lugar muy lejos de Londres. Pero quien soy yo para juzgar y desmentir las palabras de un conde.
Revista de sociedad de Lady Kennt.
Evelyn comenzó a despertar lentamente. Sus párpados pesados parpadearon varias veces antes de que pudiera enfocar la vista en la habitación que estaba suavemente iluminada por la luz del atardecer que se filtraba a través de las cortinas. Al girar la cabeza, vio a Anthony sentado junto a la cama, observándola con una mezcla de preocupación y algo más, algo que no pudo descifrar.
-Anthony... -murmuró ella, su voz apenas era un susurro, aún débil por el desmayo-. ¿Qué... qué ha pasado?
Anthony no respondió de inmediato. Sus ojos café se mantuvieron fijos en los de Evelyn. Él había pasado todo el tiempo que ella estuvo inconsciente a su lado, observando cada respiración, cada movimiento. Finalmente, después de unos segundos de silencio, Anthony inhaló profundamente preparándose para responder.
-Evelyn... -musitó Anthony, con voz suave pero firme-... El doctor te examinó después de que te desmayaras... y descubrió que... estás embarazada.
Los ojos de Evelyn se agrandaron por la sorpresa mientras que las palabras de Anthony resonaban en su mente como un trueno, y por un momento, todo a su alrededor pareció detenerse. Su mano derecha se movió instintivamente hacia su abdomen, como si intentara sentir la nueva vida que crecía dentro de ella.
Pero junto con la sorpresa vino un torrente de emociones: Miedo, confusión, y un profundo dolor que la atravesó al recordar lo que había pasado siete años atrás, cuando el padre de Anthony la había forzado a abortar a su primer hijo.
El corazón de Evelyn latía con fuerza mientras miraba a Anthony. Sabía que él no quería tener hijos, y lo peor fue recordar como él insistió en el uso de los métodos anticonceptivos.
-Anthony... yo... -comenzó a decir Evelyn, pero su voz se quebró.
Anthony la miró fijamente, su expresión era de una intensidad que casi la asustó. Evelyn bajó la mirada, incapaz de soportar la mezcla de emociones que veía en sus ojos.
-No tienes que preocuparte, Anthony -habló Evelyn finalmente, su voz baja y cargada de resignación-. Sé que no quieres esto, no querías que esto sucediera. Yo... yo me iré lejos, con mi familia. Me llevaré al bebé, y podrás olvidarte de nosotros. Podrás seguir adelante con tu vida, tal y como quieres.
Las palabras de Evelyn cayeron como un balde de agua fría sobre Anthony. Se quedó en silencio, incapaz de responder de inmediato. La idea de perderla de nuevo, de perder no solo a Evelyn, sino también a su hijo, lo golpeó con fuerza. Había sido su decisión inicial mantener distancia, protegerse del dolor, pero ahora, en este momento, darse cuenta de lo que eso realmente significaba lo llenó de miedo.
-Evelyn... -murmuró Anthony.
Ella lo miró, sus ojos llenos de lágrimas que amenazaban con desbordarse. Había tomado la decisión de alejarse porque no quería ser una carga para él, porque sabía que Anthony no deseaba un hijo, y menos uno de ella.
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El precio del amor (Saga #4 de Amores Encadenados)
Historical FictionDisponible en Amazon Kindle Lord Anthony Ross, duque de Beaufort es un hombre orgulloso, vive feliz pensando que su vida no puede ser mejor, pero se da cuenta que no es así cuando es abandonado días antes de su boda por la mujer con la que pensaba...