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Lord Anthony Ross, duque de Beaufort es un hombre orgulloso, vive feliz pensando que su vida no puede ser mejor, pero se da cuenta que no es así cuando es abandonado días antes de su boda por la mujer con la que pensaba...
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La gran sala de baile de Beaufort House fue el escenario de una noche que muchos ya llaman perfecta.
Lady Evelyn Ross, la nueva duquesa de Beaufort, presentada en sociedad tras su reciente matrimonio y una impecable presentación en la corte, dejó a todos maravillados con su gracia y naturalidad. Lady Evelyn se movía con la elegancia innata de una verdadera Duquesa. De seguro Lady Delphina Ross debe estar orgullosa de la esposa de su hijo, ya que seguramente será la duquesa perfecta que ella esperaba.
En resumen, la recepción de la duquesa ha sido un éxito rotundo, consolidando su posición y ganándose la aprobación y el respeto de todos. La sociedad londinense no puede esperar para ver más de esta encantadora nueva Duquesa, que ha demostrado estar a la altura de su título con una gracia y naturalidad envidiables.
Revista de sociedad de Lady Kennt.
Evelyn ya estaba lista para salir de Beaufort House y ser presentada en la corte inglesa por su esposo. Negar que estaba nerviosa sería mentir; sus manos sudaban y su estómago era un torbellino. Sabía que, por su apariencia, sería bien recibida. El vestido era más que hermoso, y el diseño le había fascinado. Era de seda blanca, con una larga cola y elaborados bordados dorados. Su cabello estaba peinado en un elegante moño, adornado con plumas de avestruz y flores de azahar, mientras un abanico de marfil colgaba delicadamente de su muñeca.
Según había entendido, todo en su atuendo debía estar impecable y acorde a las estrictas normas de etiqueta de la corte.
-No te preocupes, hija. Verás que todo será perfecto. Has aprendido mucho durante estas semanas -expresó Elina, intentando calmarla al verla tan nerviosa.
-Sí, lo sé. Pero aun así, no puedo evitarlo, mamá. Voy a estar frente al rey y la reina. ¿Y si no les gusto? -Elina negó con la cabeza.
-Eso no pasará. Eres hermosa, y debo felicitarte porque has dominado perfectamente tu postura y hablas con más pausas -señaló su madre.
-Gracias a Lucianne, que estuvo constantemente sobre mí para que no lo olvidara -comentó Evelyn mientras Dana ultimaba los últimos arreglos del vestido. Evelyn miró detenidamente a su madre-. ¿Vas a salir?
-Sí. Quería estar presente en el baile de esta noche, pero será mejor que no. Nadie puede relacionarnos, hija. -Evelyn miró a su madre con tristeza.
-No sabes cuánto lo siento, mamá. Quisiera que estuvieras conmigo esta noche. Habrá muchas personas que ni siquiera conozco -musitó Evelyn con el miedo a flor de piel.