Sabes que te amo ¿no?

31. Manicura.

Cheryl

1 mes después.

Resultó ser que Ayaz en plan amigos/socios, es muy servicial. Supongo que entendió que es poco inteligente empezar una guerra de nuevo conmigo.

Y cuando todo apuntaba a ser un fin de semana encerrada en casa adelantando trabajo, me llegó un mensaje suyo avisándo que mandaba en su jet una ofrenda de paz.. así que acá estoy, de camino al galpón a ver que regalito me mandó el turco.

Acelero un poco más mi moto llegando a los 150 km/h. Estoy ansiosa por ver que es lo que me espera en el lugar, ya tengo una idea pero quiero confirmar.

Al entrar un sonriente bastardo me recibe, lo miro raro ya que no es nada común verlo hacer tal cosa.

-¿Te pusiste bótox y se te paralizó la cara? - le pregunto.

Larga una carcajada que me deja atónita. ¿Que se metió?

Nose, pero que nos convide.. eso sí que pega.

-¿Estas drogado?

Se inclina hacia adelante apoyando las manos en sus rodillas y toma respiraciones profundas como si eso lo calmara y detuviera la risa que no puede controlar.

Me cruzo de brazos y me apoyo en la moto, esperando que su cerebro vuelva a funcionar.

-Haber, no sé que droga te metiste pero no tengo tiempo para quedarme a ver como tu cerebro hace cortocircuito, me voy al sótano.

Paso a su lado y me encamino por el pasillo que me lleva al lugar, siento pasos apresurados atrás mio antes de que una mano se instale en mi nuca y me lleve contra la pared, dejándome de cara contra ella.

Mmm rudo, justo como nos gusta..

-Me encantó el desmadre que hiciste con los turcos, me alegro que estés bien reyna. -dice antes de pasar su lengua por mi cuello llegando al lóbulo de mi oreja, mordiéndolo y tirando de él, apoyandose contra mí, haciéndome sentir su miembro.

Echo el trasero para atrás y me restriego contra él, haciendo que emplee más fuerza en mi cuello y por lo tanto mi cara quede más aplastada contra la pared.

Cuela una mano por adentro de mi remera llegando a mi seno apretándolo, sacándome un jadeo.

-No tengo tiempo para juegos. - demando con voz firme.

-Rara vez lo tienes. -dice separándose de mi y siguiendo el camino a donde íbamos antes de que me intercepte.

-¿Por qué eso me sonó a reclamo?

-Ni idea, soy parte de la plebe, no tengo permitido ni derecho a reclamar algo.

-¿Que te pasa hoy? ¿Te levantaste sensible?

-No voy a abusar de confianza que no se me brindó reyna, disculpe si la incomodé con mis actos.

-Como digas, tus berrinches están de más conmigo.

-Pido disculpas nuevamente.

¿Que le pasó? Pasamos de estar cachondas a confundidas en segundos.

Lo freno tomándolo del brazo y haciendo que se gire.

-Creí que ya habíamos pasados los formalismos Bastian, ¿que es todo esto?

-Lo mejor es que la trate nuevamente con formalismo y el respeto que se merece por ser mi jefa.

-Ok. -digo exasperada de su actitud bipolar.

Ni que lo digas, estaba caliente y ahora estoy enojada.

Abro la puerta que me lleva al sótano y bajo las escaleras, encontrando nada más ni nada menos que a Emir atado a una silla, se escondió bien de mí la rata desde que maté a su padre en ese prostíbulo con fachada de bar de mala muerte.