Capítulo 42

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Rafe.

Han pasado un par de días desde que Evie se marchó de la playa, dejándome con el corazón hecho trizas. La tristeza me inunda como un peso que no puedo sacudirme de encima.

Desde aquella noche, he estado dando vueltas a mis acciones, sintiéndome como el idiota que soy. Me despierto en medio de la noche pensando en su mirada decepcionada, en cómo sus ojos, normalmente brillantes, se oscurecieron al escuchar mis palabras en el Pelícano Club. No puedo dejar de pensar que la he perdido, y eso duele más que cualquier otra cosa.

Estoy en la oficina de Construcciones Cameron tratando de centrarme en algo que no sea Evie. Pero el silencio del despacho solo parece amplificar mis pensamientos, y el desorden en mi mente se siente como un eco constante. Todo lo que quiero es encontrar una forma de disculparme, de hacerle saber que no soy ese chico al que cree que soy.

La puerta se abre de golpe y mi padre, entra con la energía de un tornado. Su expresión es grave, y eso solo me provoca un mal presentimiento.

—Rafe, necesitamos hablar. —Dice, sin más preámbulos. Su voz es autoritaria, y no tengo más remedio que prestarle atención.

Se acomoda en la silla frente a mí, apoyando los codos en el escritorio.

—He conseguido un proyecto muy importante con Amelia Hale. —Comienza, y mi corazón se detiene un instante. La mención de la tía de Evie me golpea como un puñetazo. ¿Qué tiene que ver ella con esto? —Vamos a construir una serie de residencias de lujo en las Bahamas. Es una oportunidad única y necesitaré que me acompañes.

Sus palabras se deslizan por mi mente mientras mi corazón se hunde. La idea de estar lejos de la isla, lejos de Evie, no hace más que aumentar mi ansiedad.

—Papá, ¿ahora? —Le pregunto, sintiendo cómo la desesperación se apodera de mí. —No creo que sea el mejor momento. Estoy... pasando por algunas cosas personales.

La mirada de mi padre se endurece, y me doy cuenta de que no le importa lo que yo sienta.

—No puedes dejar que tus problemas personales interfieran en tus responsabilidades. —Me responde, su tono se vuelve aún más firme. —Debes aprender a tomar tu lugar en esta empresa. La familia viene primero.

—Por favor, no puedo irme ahora. —Mi voz se quiebra, y me maldigo por mostrar debilidad.

Su expresión se torna fría, y puedo ver la frustración acumulándose en su rostro.

—No es negociable, Rafe. —Dice, apretando los labios. —Este es un asunto serio y necesitas estar ahí. No hay opción. ¿Eres un Cameron, verdad?

Siento cómo la ira burbujea en mi interior, pero sé que no puedo gritarle, no puedo mostrarme débil. En lugar de eso, decido intentar razonar con él.

—Papá, ¿no puedes dejarme aquí? Solo por un tiempo. Necesito resolver mis cosas antes de irme.

—No. —Responde, sin dudar. Su voz es como una sentencia. Se levanta y se dirige hacia la puerta. —Prepárate. Nos vamos en séis días.

Y con eso, se marcha, dejándome solo en el despacho. La puerta se cierra con un golpe seco, y un silencio ensordecedor se apodera del lugar. Me quedo mirando la pared, sintiendo cómo todo lo que he construido se desmorona ante mis ojos. Si me voy a las Bahamas, ¿qué pasará con Evie?

La idea me deja paralizado. Sé que tengo que actuar, pero no tengo idea de cómo. Estoy atrapado entre mi deber familiar y mis sentimientos por Evie, y en este momento, parece que estoy perdiendo ambas batallas.

Me desplomo en la silla, sintiendo que el peso del mundo recae sobre mis hombros. No puedo permitir que todo termine así. No puedo perder a Evie sin luchar. Pero, ¿qué puedo hacer desde tan lejos? La frustración me consume, y me pregunto si alguna vez tendré otra oportunidad para demostrarle que realmente estoy dispuesto a cambiar.

Let me go || Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora