Evie.
El sol de la mañana se siente suave, pero no alivia el torbellino en mi mente. Camino al lado de Sarah, nuestros pasos sincronizados mientras recorremos la isla en dirección a la playa. Es un día nuevo, pero me siento atrapada en los restos del anterior, repitiendo en mi cabeza todo lo que ocurrió con Rafe el dia anterior en la comisaría.
No puedo evitarlo; su imagen desaliñada, con la culpa reflejada en sus ojos, me persigue. Es como si mi corazón se aferrara a esos momentos, queriendo creer que, por fin, Rafe había dado un paso en la dirección correcta. Defenderme, incluso si significó acabar en el calabozo, fue algo que jamás habría esperado de él. Y aunque sé que no debo confiar tan rápido, hay algo en mí que quiere darle una última oportunidad. La última. Porque, si vuelve a romperme, esta vez no habrá manera de recomponer los pedazos.
—Estás muy callada. —Comenta Sarah mientras nos dirigimos al pequeño café junto a la playa, donde habíamos quedado para desayunar.
—Estoy... pensando. —Respondo, esforzándome por sonreírle. Sé que Sarah puede leerme como un libro abierto, pero necesito tiempo para procesar todo esto. —En tu hermano.
Nos sentamos en una mesa de una cafetería que esta a la orilla de la playa y lo mejor; al aire libre. El olor a café recién hecho y el sonido del mar me envuelven, dándome una falsa sensación de paz. Sarah pide su habitual latte con leche de almendras, y yo apenas puedo decidirme por un café normal.
—¿Entonces? —Pregunta inclinándose hacia mí con curiosidad. —¿Qué vas a hacer con Rafe? Sabes que probablemente lo suelten hoy.
—¿Hoy? —Repito sorprendida, con el ceño fruncido. —No estaba segura de cuándo lo dejarían salir.
Sarah asiente y da un sorbo a su café.
—Sí, papá estuvo hablando con Shoupe esta mañana. Dice que lo van a soltar en algún momento del día. Pero... Evie, ¿qué vas a hacer tú? —Su voz suena suave, como si tuviera cuidado de no empujarme demasiado.
Me encojo de hombros, mirando la espuma en mi taza.
—No lo sé, Sarah. Es todo tan... difícil. —Tomo aire, sintiendo cómo mi pecho se oprime. —Una parte de mí quiere perdonarlo porque lo quiero, pero la otra... la otra no puede olvidar lo que escuché en el Pelícano Club. Sus palabras me hirieron más de lo que puedo explicar.
Sarah me observa con una mezcla de compasión y determinación.
—Lo entiendo. Pero, Evie, ahora mismo necesitas acciones, no palabras. Mi hermano... —hace una pausa, buscando las palabras correctas. —Rafe tiene que demostrarte que está arrepentido. Que realmente quiere cambiar.
Asiento lentamente. Sé que tiene razón. Hablar es fácil, pero lo que necesito ver son hechos, no promesas vacías.
En ese momento, el teléfono de Sarah vibra sobre la mesa. Ella lo mira y una sonrisa ilumina su rostro por un segundo, antes de que sus dedos comiencen a escribir una respuesta rápida. Me llama la atención la forma en que su expresión cambia, y no puedo evitar preguntar:
—¿Qué pasa? ¿Algo de John B?
Sarah levanta la mirada, su sonrisa un poco menos brillante.
—Sí, solo... cosas de John B. Ya sabes cómo es, siempre metiéndose en líos. —Esboza una sonrisa, pero hay algo extraño en su tono, algo que no me convence del todo.
—Claro... —Respondo, pero una pequeña voz dentro de mí me dice que no está siendo completamente honesta.
Sarah se levanta de la mesa con un gesto despreocupado, intentando cambiar el tema.
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Let me go || Rafe Cameron
FanfictionTras la muerte de sus padres, Evie debe dejar su vida como pogue atrás. Ahora, su tutela pertenecerá a su tía materna, lo que la llevará a vivir en Figure Eight y por tanto alejarse de sus amigos. Sin embargo, ahora otra clase de personas aparecerán...