32. (Extra 3)

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Charles miró a Arthur y Lorenzo.

– Definitivamente creo que estoy perdiendo el tiempo en ese despacho.

– Al fin te has dado cuenta – respondió Lorenzo.

Charles era un buen abogado, sin embargo, el despacho donde trabajaba actualmente no era el tipo de lugar que esperaba. Su jefe era bastante descuidado con el, por lo que no recibía la ayuda necesaria y eso ya le había ocasionado que perdiera algunos casos, lo que sin duda arruinaba su prestigio.

– Ya te lo habíamos dicho – tercio Arthur – a Binotto no le importas y no hará nada para ayudarte. Lo mejor que puedes hacer es buscar otras opciones mejores.

– Mi oferta de trabajar conmigo sigue en pie – dijo Lorenzo.

– No quiero irme a vivir a Mónaco.

– No tiene que ser para siempre. Solo un tiempo.

Charles le dio un trago a su vermut. Aunque quería mucho a sus hermanos, inevitablemente había una ligera rivalidad entre ellos. Y el hecho de que Lorenzo fuera más próspero que el, lo hacía sentir un tanto miserable. Quizá que los tres estudiaran la misma carrera no fuera una gran idea.

– Lo consideraré, pero por el momento tengo que terminar mis casos con Binotto antes de pensar en irme del despacho.

Arthur y Lorenzo se miraron el uno al otro. En ese momento una risa femenina interrumpió el ambiente frío entre los Leclerc. Los tres hermanos miraron hacia un mesa atrás de ellos y vieron a una pareja hablando animadamente.

La mujer reía divertida, al parecer por lo que el hombre le había dicho. El hombre por su parte colocó una de sus manos sobre la espalda de ella y le dijo algo al oído.

Charles dejó de verlos y murmuró:

– Al menos alguien aquí la está pasando bien.

Lorenzo se rió y Arthur echó otra ojeada a la pareja.

– Sainz no parece perder el tiempo.

– ¿Quién es Sainz?

– El hombre que está en la mesa. Carlos Sainz Jr.

Lorenzo frunció el ceño.

– ¿Hijo de Carlos Sainz? ¿De verdad?

– ¿De quien están hablando? Les recuerdo que no estoy en el mismo mundo de gente poderosa en el que ustedes se mueven – dijo Charles.

Lorenzo miró a Charles condescendiente.

– Carlos Sainz Sr. es dueño de la firma de inversión más grande de España. Básicamente, se pudre en dinero. Y según Arthur, ese es su hijo.

– El mejor corredor de bolsa del país. La cantidad de dinero que ha conseguido que sus clientes ganen con la compraventa de acciones es casi obscena.

– ¿Y quien es ella? – preguntó Charles.

– Se llama Rebecca, trabaja con él, presumiblemente su nueva conquista.

– ¿Nueva?

– Carlos será muy profesional y serio en su trabajo, pero es realmente otra cosa fuera de él. Si supieras todo lo que se dice de él.

– ¿Y tú cómo lo sabes?

– Trabajamos en el mismo lugar, yo en el área jurídica, él en el área financiera. Pero básicamente está en todas partes, si saben a lo que me refiero.

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