23.

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– ¿Podría ver a Lando solo? – preguntó Liam.

Sergio suspiró. Estaba sentado con el niño en el patio durante el recreo.

– Sabes que no es posible. Tu papá ni siquiera quería que lo vieras, dejarte solo con él no está a discusión.

Liam bajó la vista.

– No quiero que él y papá se peleen.

– Lo sé. Yo tampoco. Por eso yo te acompañaré. Sea lo que sea que quieras hablar con él, no voy a meterme a menos que tú quieras.

– No quiero que te diga nada.

Sergio sonrió y le revolvió el pelo.

– No te preocupes por mi, estaré bien. Pero eres un niño y no podemos y dejarte solo con un desconocido, por que finalmente Lando sigue siendo un desconocido para nosotros.

– Bueno.


Más tarde en la noche, Sergio salió de la habitación de los niños, moviendo la cabeza con pesar.

– Liam quiere ver a Lando solo, sin compañía de nadie – anunció Sergio.

– No – soltó Max.

– Dice que no quiere que tú y Lando se peleen. Y no quiere que vaya yo por que no quiere que Lando me diga nada. A mi no me importa, pero a él parece importarle mucho.

– ¿Cómo no voy a pelear con Lando? Ni siquiera quiero que se le acerque a Liam – Max se cruzó de brazos.

– Pero Liam quiere verlo, y tu ya aceptaste.

– Si Lando realmente no tiene intenciones de ser buen padre, es mejor que el niño se desengañe pronto – intervino Esteban.

Max y Sergio voltearon a la laptop que tenían enfrente, para mirar a Esteban y Mick a través de la pantalla.

– Bueno... ya que el niño insiste en verlo solo, entonces podrían convenir un sitio público – tercio Mick – Así podrían asegurar que pueden verlo desde una distancia prudente y Liam sentiría que está solo con él.

– Coincido con él. No sé, no me odien, pero existe la posibilidad de que Lando finja ser una buena persona frente a ustedes y eso podría alargar este drama – apuntó Charles que estaba sentado a un lado de ellos.

– ¿Eso implicaría que tenemos que dejar solo a Liam para que sea maltratado por Lando? No – espetó Max

– No maltratado, pero quizá... no se comporte como Liam espera y el niño ya no quiera verlo, que sería lo más conveniente – Carlos hablo con tono conciliador – Como sea, quizá... en lugar de ustedes, alguien más podría seguirlos para cuidar a Liam, pero sin levantar las sospechas de Lando.

– ¿Pero quien haría eso? – dijo Sergio – Si no queremos levantar sospechas Liam no debería reconocernos tampoco.

– Puedo llamar a mi primo – ofreció Esteban – Liam no conoce a Fred así que no será difícil para él vigilarlo.

–¿Crees que pueda ayudarnos? – preguntó Max.

– Seguro que si. Su doctorado en Derecho no irá a ninguna parte por ayudarlos un día. Lo llamaré ahora mismo.

Esteban se apartó un poco para hacer una llamada. Volvió apenas unos instantes después.

– No tiene problema en ayudar. Solo hay que avisarle en donde van a verlo y él estará listo.

Max miró a todas las personas reunidas allí. Era extraño ver a otros cinco adultos además de él preocupados por cuidar de Liam. El plan no lo emocionaba lo suficiente pero al menos sentía que el niño estaría seguro.

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