11.

5.8K 842 254
                                    

Cuando Jos Verstappen abrió su propio despacho, no era precisamente el más brillante de los abogados, pero tenía bastante perseverancia, lo cual resultaba de ayuda en ocasiones. Sin embargo, no importa cuánto se esforzara, siempre terminaba perdiendo todos los casos donde se encontraba de frente con H&W.

H&W, llamado así por las iniciales de sus fundadores, Christian Horner y Torger Wolff, era el mejor despacho del país. Horner y Wolff eran una estable mancuerna de trabajo, así como un matrimonio sólido. Ambos eran profesores también, lo que sin duda les ayudaba a reclutar al mejor talento a sus filas.

Tanto ellos como sus abogados tenían un estilo un tanto agresivo, pero efectivo, sobre todo en materia penal o corporativa, su principal especialidad. Nunca perdían un caso, o al menos no uno importante. Eso al menos, hasta que Max Emilian Verstappen comenzó a litigar en el despacho de su padre.

Max no era tan agresivo, pero era muy inteligente y observador, podía ganar un caso solo con observar los puntos débiles de la parte contraria y usándolos en su favor. Además, pese a su carácter frío y serio, era un excelente orador. Esos atributos, habían sido apreciados y codiciados por Horner y Wolff. Sin embargo, sabían que estaban lidiando una batalla perdida desde que escucharon su apellido.

Por lo tanto, tener ahora a Max Verstappen en H&W esperando en la recepción, era ciertamente inesperado.

Max observó un reloj que colgaba en la pared. Las once de la mañana. ¿Cuánto tardaría? Tenía que estar libre por lo menos para las dos de la tarde. Probablemente tendría que haber sido más inteligente y no invitar a Sergio a salir el mismo día que su entrevista de trabajo, pero el hecho era que necesitaba el trabajo tanto como quería ver a Sergio.

Victoria estaba un poco sorprendida por la llamada de Max, pero acepto cuidar esa tarde de Liam. Sergio también le había dicho que se encargaría de que alguien cuidara a Pato. No es que los niños fueran una molestia, pero Max se sentía un poco emocionado ante la idea de pasar un rato solo con Sergio. Estaba inmerso en estos pensamientos cuando una voz lo interrumpió:

– ¡Max!

Levantó la vista y vio a Christian Horner que se acercaba a él con los brazos extendidos. Max se levantó del sitio donde estaba sentado y se quedó paralizado cuando Horner lo abrazó amistosamente. Cuando era su alumno en la universidad, era amable pero distante. Esta muestra de aprecio física le resultaba extraña.

– Profesor Horner.

– No me llames así, ya no soy tu profesor. Ahora somos colegas, llámame Christian. Me alegra que hayas podido venir. Acompáñame, hablaremos un rato.

Max lo siguió hasta una oficina con paredes de cristal. Pudo ver qué justo a un lado, en una oficina idéntica, estaba Torger Wolff, sumido en una llamada telefónica. No hizo ningún ademán de haber notado su presencia. Max y Wolff nunca se llevaron muy bien, pero tenían un profundo respeto mutuo.

– Max – Christian llamó su atención – Antes que nada, quiero reiterarte que me alegra que estés aquí. No estamos al tanto de lo que ocurrió para que quisieras salir del despacho de Verstappen, pero reconocemos que dejarte ir sería una oportunidad perdida.

– Me sorprendió su llamada. Quiero decir, pensé que mi padre había agotado cualquier posibilidad de que obtuviera un sitio en un despacho. Hablé con varios lugares y siempre terminaban rechazándome.

– Jos Verstappen no tiene ningún poder aquí, pero debemos admitir que fue bastante cuidadoso evitando que supiéramos que tú ya no estabas con él.

– ¿Cómo se enteraron?

– Alguien llamó a Toto ayer. Nos informó que estabas libre, pero nos pidió que no dijéramos quién era, no tanto por él como por la persona que le filtró la información.

Favourite PeopleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora