12.

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Charles se metió una cantidad enorme de espagueti en la boca. Con toda la elegancia que podía reunir alguien con la boca abierta, preguntó:

– Y entonces, ¿como va tu trabajo?

– Bien. Quiero decir, mucho mejor que antes.

Max cayó en cuenta que nunca se había sentido realmente cómodo con su vida. Aunque parecía todo lo que quería, en realidad poco a poco iba descubriendo algunas grietas.

Por ejemplo, su trabajo. Aunque no se quejó, nunca le gustó tener a su padre detrás, corrigiendo todo lo que hacía.

Ahora, en su nuevo trabajo todo era bastante diferente. Horner y Wolff apenas y lo molestaban, solo lo dejaban hacer sus cosas. Aún no hablaba completamente con los otros abogados pero más o menos iba conociéndolos;

Estaba Pierre, un abogado francés. Cuando no estaba ocupado con trabajo, estaba hablando por teléfono con su prometido, un japonés llamado Yuki, que al parecer era chef o algo así.

Luego estaba Bottas. Lo primero que pensó cuando lo vio es que era alguien bastante relajado. De hecho, aunque hablaba muy poco, siempre acostumbraba darle una palmada en la espalda cuando se lo encontraba. Él ya estaba casado aunque aún no tenía hijos.

Ricciardo era el único que estaba abierto a hablar con él. Era el entusiasmo andante. No tenía hijos, no pensaba tenerlos e incluso cambiaba sutilmente el tema si Max hablaba de Liam. Estaba soltero, aunque aseguraba que estaba "en algo" con un empresario deportivo o algo así.

Russell era el único al que recordaba de la universidad. En realidad nunca se habían llevado bien, pero ahora que trabajaban juntos todo era bastante cordial entre ellos. Sorpresivamente, tenía un niño. Y era un niño bastante grande, más o menos de la edad de Liam. Los días que tenían mucho trabajo, Russell salía un rato durante la tarde y regresaba con el niño, que permanecía en silencio en su oficina mientras trabajaba.

Como le había dicho Horner, al parecer allí todos tenían familia o al menos estaban en camino de tenerla. Era un ambiente bastante cómodo.

– Me alegra. Ya te hacía falta un poco de paz.

– ¿Y como va todo por allá? – preguntó Max.

– Bueno – Charles mordisqueó un bollo – No creo que eso te ofenda, pero tu padre es horrible.

Max se rió.

– No es algo que me sorprenda la verdad. Lamento que te hayas quedado con mi trabajo.

– No te preocupes, eso terminará pronto. Ya he estado moviéndome un poco y antes de que termine el mes habré renunciado.

– ¿En serio?

– Si. He estado hablando con todos los clientes que dejaste y les avisé que me iria. No están dispuestos a cambiar de abogado de nuevo y se irán conmigo. Además, Carlos estaba empezando a perder la paciencia. Creo que si espero un poco más, irá y golpeara a tu padre o algo. Prefiero no arriesgarlo. También hablé con Frederic Vasseur y acepto recibirme en mi antiguo trabajo. Ya sabes, me fui por que el antiguo socio no era muy bueno en su trabajo.

– Si, lo recuerdo. Por cierto, aún no te he dado las gracias.

– ¿Por que? ¿Por boicotear el despacho de tu padre?

– No, no es eso. Hablé con Christian Horner y me dijo que alguien había dicho a Wolff que estaba desempleado. Y no creo que haya sido nadie más que tú así que...

Charles frunció el ceño.

– No fui yo, Max.

– ¿Que?

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