25.

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– Ya han pasado varios días y el aumento de mis honorarios aún no ha aparecido, Norris.

Lando cerró los ojos. Jos Verstappen se regodeaba de la ira ajena, así que con el tono más tranquilo espetó:

– Estoy en eso, Verstappen. Mi socio no está de acuerdo con tus honorarios y está bloqueando las cosas. Solo necesito unos días más y estará resuelto.

– Bueno, realmente eso espero, a menos que quieras ver una noticia interesante en los medios. Recuerda que tengo contactos.

– No me amenaces. Ya te dije que quedara listo pronto. Ahora déjame en paz.

Lando colgó el teléfono y lo arrojó al asiento del copiloto. Apretó el volante que tenía enfrente. Él mismo era quien detenía el dinero de Jos Verstappen. Solo necesitaba un poco más de tiempo para poder librarse de él. Miró hacia afuera y vio a Max, que venía con dos niños, uno en cada mano, acercándose a su auto. Respiró hondo y tomó su teléfono del asiento. Lo guardo y lanzo una sonrisa hacia Liam.

Max abrió la puerta del auto y dejó que Liam subiera. Antes de cerrarla, tuvo una breve conversación con el niño.

– Te veré más tarde, aquí mismo.

– Si, papá.

Max se acercó al oído de Liam y murmuró algo. El niño asintió y Max por fin cerró la puerta del auto. Hizo como si Lando no existiera, ni siquiera lo volteaba a ver. Quien si lo miraba era el niño que estaba a un lado de Max. Probablemente Lando nunca había visto a un niño que lo mirara con tanta hostilidad. Max y ese niño ondearon la mano para despedirse de Liam y Lando arrancó el auto.

– Hola – saludo Liam

– Hola – respondió Lando – ¿Qué tal la pasaste ayer?

– Bien. Tuve un pastel y una fiesta y muchos regalos. Toda mi familia y mis amigos estaban allí.

– Suena como una buena fiesta – Lando miró hacia el pequeño Fórmula 1 de juguete que Liam sostenía en las manos – ¿Te regalaron eso?

– Si. Me lo dio Logan, mi mejor amigo. El tío Esteban y el tío Mick me dieron un auto más grande, pero tengo que armarlo. Mis papás van a ayudarme por que la caja dice que es para niños de 9 años en adelante.

Lando sintió una punzada de celos al oír a Liam. "Mis papás" refiriéndose claramente a Sergio y a Max. Mientras tanto a él, seguía llamándolo por su nombre. Alzó una ceja y dijo:

– Si tu quieres, puedo llevarte a conocer un auto como ese, pero de verdad. Incluso puedes subirte en él.

No sería difícil, pensó. Su patrocinio tenía suficiente poder como para lograr que un niño subiera a un Fórmula 1 durante cinco minutos. Sin embargo, Liam solo lo miró fijamente, sin mostrar ninguna emoción.

– Pero ese auto no sería mío.

– ¿Que?

– No puedo jugar con el. No puedo llevármelo a casa. Pero este y el otro si son míos.

Lando miró hacia delante.

– No eres muy impresionable ¿verdad?

Liam frunció el ceño

– ¿Qué es impresionable?

– Olvídalo. ¿A donde quieres ir?

– Quiero comer pizza

– ¿Puedo preguntar algo?

– Bueno

– ¿No comes mucha comida chatarra?

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