17.

4.6K 790 248
                                    

– ¡Patricio Michel, bájate de ese árbol!

Pato salto del árbol y miró hacia sus padres, como si hubiera cometido un crimen. Vio la ceja alzada de Sergio y la expresión de Esteban, como si intentara no reírse. Llegó a la conclusión de que probablemente no sería castigado y se fue corriendo por el pequeño parque.

– ¿Por que todos obedecemos cuando nos llaman por nuestros nombres completos? – preguntó Esteban.

– Debe ser una cuestión de autoridad, supongo. ¿Tu todavía obedeces?

– Mis padres no usan todos mis nombres. Son bastantes.

Sergio y Esteban se rieron.

– Aún recuerdo la primera vez que vinimos a este lugar – comentó Sergio.

– ¿Tu compromiso fallido?

– No estaba pensando en eso, Esteban.

– Ah, entonces supongo que te refieres al día en el que supe que seríamos papás. Probablemente el día más feliz de mi vida hasta el momento.

Sergio escuchó sus palabras y bajo la vista.

– Lo siento.

– ¿Por que?

– Por que tuviste que irte a Francia. Por mi culpa.

Esteban se rió. No era una risa burlona ni nerviosa. Era una risa alegre.

– No es tu culpa. Creo que era demasiado joven e inmaduro y no supe manejar la situación. No debería de haberme ido y dejarte con esto a ti solo. Creo que lo que hice fue huir y eso no estuvo bien.

– No te hubieras ido si yo no te hubiera echado con mis acciones.

– Hubieran salido a la luz, algún día. Y para ese momento, no hubiéramos podido terminar sin herirnos a nosotros y a Pato. Nuestra relación terminó cuando debía y ahora todos estamos bien.

Esteban miró a Pato, que seguía jugando y sonrió.

– Quiero recuperar el tiempo perdido con él.

Sergio frunció el ceño. Esteban lo miró y se rió de nuevo. Le dio una ligera palmada en la rodilla.

– No pienses mal. Solo quiero hablarte de lo que esta pasando en mi vida en este momento.

– ¿Qué está pasando?

– Me voy la siguiente semana. Tendré una pequeña escala, y volveré a Francia. Pero estaré allí apenas un par de meses y me mudaré. Voy a estar más cerca y podré venir a ver a Pato más seguido. Y él también puede venir a verme. Ambos pueden. Quizá podrías traer a Max y a su hijo también.

Esteban sonrió. Sergio podía verlo en sus ojos. Lo había visto cuando lo miraba a él, hace muchos años. No dijo nada y dejó que siguiera hablando.

– Checo, ¿sabes que es el reining?

– No.

– Bueno, no importa. Hace poco más de un año, fui a una exhibición de eso. Alguien me invitó. Bueno, más bien alguien tenía boletos y me los dieron y fui solo. Pero esta bien, por que ese día lo conocí a él.

– ¿A él? ¿Hablas de...?

– Mi novio. Se llama Mick. – Esteban sonrió abiertamente. Parecía auténticamente feliz de hablar de ello.

– ¿Él hace... eso que dijiste?

– Si. Me pareció que sería adecuado pedirle un autógrafo o algo así. Terminé obteniendo su teléfono, lo cual fue ciertamente inesperado. Creo que nunca nadie me había mirado como Mick me vio cuando lo conocí. No pensé que alguien podría hacerlo alguna vez. El punto es que estuvimos saliendo unos meses. Y un día, me invito a esquiar a Montreal, con un amigo suyo, Lance.

Favourite PeopleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora