6.

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Max no era entusiasta con las reuniones de amigos. Honestamente, no es que recibiera muchas invitaciones. Nunca tuvo muchos amigos en su juventud por que su padre lo presionaba para estudiar duro y los pocos que consiguió cuando estaba con Lando se fueron cuando él se fue.

Charles era lo más cercano a un amigo. Había entrado al bufete de su padre y era el único que se había aventurado a hablar con él pese a todo lo que se decía sobre Max. Incluso lo había invitado a su boda aunque Max no asistió por que estaba ocupado.

A pesar de no haber ido, el trato de Charles fue exactamente igual que siempre, por algo le había informado de su embarazo antes que a cualquier otra persona del trabajo.

Liam iba sentado junto a su padre en el auto. Había notado que Pato siempre iba sentado en la parte trasera del auto de su papá en una silla especial, alguna vez Liam pensó en preguntarle eso a su padre, pero se arrepintió. Además, así lo podía ver mejor.

– ¿Papá?

–¿Si?

– ¿A donde vamos?

– Vamos con Charles, mi amigo. Lo has visto un par de veces.

– ¿El que me regalo un carrito de control remoto?

– Si, ese.

– ¿No quieres ir? Te ves triste

Las orejas de Max se colorearon un poco. En realidad aún estaba pensando en el rechazo de Sergio.

– No suelo ir a fiestas ni reuniones – explicó.

– Las fiestas son bonitas – soltó Liam – Comes pastel y juegas. También te dan regalos, como al primo Luka en su cumpleaños. ¿Me van a dar pastel?

– No lo sé, pero si no te dan un pastel, entonces podríamos comprar uno después.

– Bueno. ¿A Lando le gustaba el pastel?

Max suspiró.

– Si, creo que si. No le gustaba el sushi, por ejemplo.

– ¿Que es sushi?

– Pescado crudo con arroz y alga.

Liam hizo una mueca de asco y Max se rió.


– Espero que no haya sido una invitación muy abrupta – comentó Carlos.

Sergio había llegado puntual. Ahora estaba ayudando a Carlos a acomodar una mesa que tenían en el jardín.

– ¡Pato, bájate de ahí! No, no te preocupes, Carlos. No tengo mucho que hacer después de la escuela.

Sergio pensó en la cara mortificada de Max. Cuando le pidió que pudieran verse fuera de la escuela y la ligera desilusión en sus ojos cuando él se negó.

– ¿Checo? ¿Estas bien? Pareces muy pensativo.

Sergio miró a Carlos. Llevaban años siendo amigos y era difícil ocultarle cosas. Además, suponía que no le vendría mal decirle lo que sentía a alguien.

– Es solo que... creo que... conocí a alguien.

– ¿Crees que lo conociste?

– No – Sergio soltó una risa nerviosa – Conocí a alguien y... bueno, lo he pensado un poco y... creo que me gusta.

Carlos soltó una carcajada tan fuerte que hasta Pato que estaba lejos jugando, volteó a verlo. Sergio se ruborizó

– ¡Vaya, hasta que has dejado de comportarte como un viudo! Y entonces, ¿quien es ese alguien tan importante?

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