19.

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– Gracias de nuevo por acompañarme, Checo

– No es nada, Charles. Me gusta ayudar, además, ya no es conveniente que estés solo en la calle.

Charles se rió.

– Carlos me dijo lo mismo hace unos días. No entiendo, solo estoy esperando un bebé, no muriendo de tuberculosis.

Sergio se rió. Miró la barriga de Charles, que ya estaba bastante hinchada.

– Ya tienes siete meses, cada vez está más cerca el parto y debes tener cuidado. Y deberías entender que Carlos esté tan pendiente de ti. Él también está emocionado por el bebé.

Charles se acarició la panza con cariño.

– Que rápido se ha pasado este tiempo. Por eso mi madre no ha dejado de insistir que ya debería de haber preparado todo para la llegada de niño. Creo que lo he descuidado un poco.

Sergio se había quedado auténticamente sorprendido cuando Charles y Carlos le habían dicho unos días atrás que no tenían prácticamente nada para recibir al bebé. Podía entender lo de posponer lo de la habitación por que pensaban dormir con el bebé los primeros meses, pero no tenían ninguna otra de las cosas básicas. Así que Sergio no había tenido problema en ayudar a Charles con eso.

– Aún tienes tiempo, supongo. Y los bebés dejan la ropa muy rápido, por que crecen mucho al principio. Me acuerdo que Esteban quería preparar la maleta para el hospital en cuanto nos enteramos que esperábamos un niño – se rió y miró a Charles – Por cierto, ¿ya sabes que...?

Charles entró en una tienda de ropa para bebés y mientras observaba respondió:

– No. Carlos y yo decidimos que dejaríamos que sea una sorpresa para todos, hasta para nosotros. Será divertido ver si tendremos un niño o una niña. Pensé que podríamos comprarle ropa amarilla o beige. Se verá lindo como sea, ¡Oh por Dios, mira esto!

Charles saco un pequeño traje rojo. Sergio lo miró y se rió. Era un pequeño traje de piloto, con el caballo de Ferrari en el pecho.

– Eso no parece muy beige.

– No importa. Lo quiero. Mi bebé usará esto.

Charles tomó el traje y siguió buscando.

– ¿Donde está Max? – preguntó Charles – Cuando te llame, pensé que vendría contigo.

– Dijo que llevaría a los niños a los karts.

Charles miró a Sergio con los ojos entrecerrados

– ¡Yo también quería ir a los karts!

– Charles, tu ya no te puedes subir a un kart por el momento. Además, solo iba a llevar a los niños, no iba a correr con ellos.

En el fondo, Sergio también quería ir a los karts, pero suponía que un poco de convivencia entre Max y los niños les ayudaría. Después de todo, el veía a Pato y Liam prácticamente todos los días.

– No sabía que había tanta ropa de bebé – comentó Charles – Solo había visto a los bebés con ese traje completo que se abre por una pierna.

– ¿Un mameluco?

– Si, eso.

– Bueno, supongo entonces que nunca has cambiado un pañal.

Charles no respondió pero se puso rojo.

– No debería ser difícil. Además, se que los pañales no son desagradables los primeros meses, así que tengo tiempo.

– Cierto – respondió Sergio – Pero apenas el bebé comience a comer comida normal, se vuelve uno de nosotros.

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