Extra

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Cuando lo hablamos la primera vez, no éramos más que un incendio a punto de volverlo todo cenizas, nada más. La escuché hablar de su boda soñada desde que era una niña, era enorme, con un hermoso vestido y cientos de flores, la comida sería espectacular e invitaría a cientos de personas para verla vestida de blanco. 

Bueno, todo eso se distorsionaba en cuanto mencionaba la presencia de alguien más a su lado, del malnacido que creyó amar de por vida y el encargado de romperla en mil pedazos. No importa, él ya no está por aquí. "El cucaracho" como le dice Melody. 

Quise hacer todo lo que ella me contó algún día, pero para mi mala suerte ella había cambiado de opinión en casi todo. Quería algo tranquilo, en Miami durante el verano, usaría un lindo vestido sin zapatos, invitaría a solo nuestros amigos y obviamente, la comida deliciosa no podrá faltar. 

Así que hice todo eso, o al menos lo intenté. Tuve que ver "Mamma mia!" unas cinco veces seguidas, lo cuál no fue en contra de mi voluntad, de hecho me gusta por las canciones y a Evie le encanta. 

Tenía que recrear una boda como la de Sophie pero hacerla estúpidamente americana, por lo que pedí muchas hamburguesas de queso y contraté al cantante country más famoso de Estados Unidos, Billy Walker. 

Y no, no importa que vaya a ser mi suegro en un par de horas, de hecho le voy a pagar... Pero quería que nuestra boda fuera perfecta, para ella. 

-¡Max! ¡Max abre la puerta!- Escuché el golpeteo viniendo de afuera, me apresuré a guardar todo el reguero de papel y asegurarlo en alguna parte. Pero no había mucho lugar para esconder mis votos en el baño, por lo que tuve que meterlos en mi pantalón rápidamente. 

-¿Si, cariño?- Fue lo primero que dije al abrir la puerta de par en par, es probable que ella note lo nervioso que estoy, por lo que tengo que inventar algo rápido. 

-¿Acaso estabas...?- La vi poner una media sonrisa mientras bajaba su mirada hacía mis pantalones algo desordenados. 

-¿En casa de tu padre? Ni loco- Negué rápidamente moviendo mi cabeza, no me atrevería a hacer tal cosa, aunque quisiera...- ¿Por que tanta urgencia? 

-Bueno, es que... El reverendo llegó y no había nadie para recibirlo- Fruncí el ceño mientras la escuchaba atentamente, había algo más que no estaba contándome- Él está en el patio.

-¿Cómo llegó ahí?- Pregunté rápidamente, no podía darle el tiempo de inventar una excusa, ya habíamos discutido esto.

-Entró por ahí y como me dijiste que no fuera al patio, entonces vine a decirte que fueras a recibirlo... No he roto ningún trato- Levantó los brazos mostrando inocencia, por supuesto que no creía mucho. 

-Más te vale- La señalé mientras ella asentía, me apresuré a ir hasta el patio para verificar que el reverendo haya llegado, al remover la puerta de vidrio la realidad me golpeó.

Todo se sentía irreal, la brisa fresca, el sonido de las olas, el sentimentalismo y los nervios... Estaba a unas horas de casarme.

Jake había sido el encargado de darle los últimos detalles a la decoración, había puesto muchas luces por todos lados.

La arena me entraba en los zapatos y odié mi elección mientras caminaba hacía el hombre que se encontraba de pie junto a la carpa de madera que habíamos elegido para decir nuestros votos.

-Reverendo Skinner...- Mi voz hizo que diera media vuelta y sonriera cálidamente hacía mi.

-Max... Siento la hora, era día de bingo- Asentí mientras me acercaba para tomar su mano en forma de saludo- ¿Cómo está ella?

Eternal Sunshine|MV01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora