Capítulo 11

32 2 0
                                    

Los días pasaban entre caricias, besos y sexo. Estaban en su era de amor y faena sexual, pero para pasar desapercibidas entre los simples mortales, ambas debían tener un papel en la sociedad. Como detectives, disfrutaban el caos del trabajo, investigando asesinatos y resolviendo casos complejos. Rio, en especial, se regocijaba en llevarse las almas de los malos, lo que convertía su vida profesional en una mezcla de deber y placer. Agatha aún no había quedado embarazada, pero lo seguían intentando. Les gustaba la idea de formar una familia, aunque en los momentos más íntimos, se entregaban a su deseo, disfrutando del sexo sin reservas. Cuando Rio volvía a su esencia completamente femenina, la posición 69 era su predilecta.

Las luces suaves del televisor iluminaban la sala de estar. Rio estaba sentada en el sillón, su cuerpo relajado después de un día agotador. Sostenía una cerveza en una mano mientras el sonido de la televisión llenaba el espacio, un ruido de fondo que apenas le prestaba atención. El cansancio de la rutina laboral se hacía sentir, pero a su lado, Agatha tenía algo más en mente.

— Hoy ha sido un día largo, ¿verdad? — comentó Rio, tomando otro sorbo de su cerveza.

— Sí… pero tengo una manera en mente para relajarnos. — Agatha se mordió el labio, con un brillo travieso en sus ojos mientras la miraba.

Rio levantó una ceja, intrigada por el tono juguetón de Agatha, pero antes de que pudiera decir algo más, Agatha se levantó del sillón y se acercó peligrosamente a ella. Se inclinó sobre Rio, su rostro a pocos centímetros del suyo, mientras sus dedos comenzaban a desabotonar lentamente la camisa de Rio.

— ¿Sabes cuál es mi fantasía sexual? — preguntó Agatha, mordiéndose un dedo de manera traviesa mientras

— ¿Cuál? — respondió Rio, tomando un sorbo de su cerveza mientras la observaba, notando el tono juguetón en la voz de Agatha.

— Cuando te vistes de detective… — Agatha se mordió los labios mientras se acercaba peligrosamente a Rio. — Te ves tan sexy vestida así.

— ¿De verdad? — Rio alzó una ceja provocativa, como si necesitara más detalles del deseo oculto de Agatha.

— Sí... — Agatha se inclinó, rozando los labios de Rio con los suyos. — Y me encanta decir que soy la señora de la detective Vidal... — depositó un suave beso en sus labios. — Hace que me moje tanto.

Agatha, deslizo la camisa por los hombros de Rio, dejándola caer al suelo. Luego, se inclinó y le dio un beso suave en los labios, apenas un roce, antes de continuar su camino hacia el cuello de Rio, donde depositó más besos.

Los dedos de Agatha hábilmente desabrocharon el pantalón de Rio, y antes de que esta pudiera protestar, ya estaba desnuda de cintura para abajo. La respiración de Rio se volvió más pesada, su cuerpo anticipando lo que iba a suceder.

Agatha se arrodilló frente a Rio, sus manos acariciando sus muslos mientras levantaba la vista y sonreía.

— Te ves tan sexy así… — susurró, antes de inclinarse hacia adelante, su boca encontrando el centro de placer de Rio con una precisión experta.

— Oh, corazón… — gimió Rio, sus manos instintivamente yendo al cabello de Agatha, tirando suavemente mientras su cuerpo respondía al contacto. Agatha comenzó lentamente, su lengua trazando círculos suaves, explorando cada pliegue, cada rincón, mientras Rio se hundía más en el sillón, dejando que el placer la envolviera.

Agatha aumentó el ritmo poco a poco, alternando entre lamer y succionar, su boca trabajando con una precisión que solo los años de intimidad podían permitir. Cada vez que Rio pensaba que no podía sentirse mejor, Agatha encontraba una nueva manera de hacerla temblar de placer.

Solo AgathaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora