Capítulo 16

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La mañana en la FBI era usualmente rutinaria para Rio y Agatha. Como equipo, eran prácticamente imbatibles resolviendo casos, pero esa tranquilidad se desmoronó cuando su jefe, Jay, las llamó a su oficina.

Jay, un hombre rubio de actitud despectiva y condescendiente, las recibió con los brazos cruzados, un gesto que ambas sabían que no traería buenas noticias.

- Chicas, hay rumores en los pasillos - comenzó Jay, inclinándose hacia adelante sobre su escritorio -. Dicen que ustedes dos trabajan tan bien juntas que no sé si son buenas detectives por separado o solo una como equipo. Así que... he decidido separarlas por un tiempo.

Rio frunció el ceño, adelantándose antes de que Agatha pudiera reaccionar.

- ¿Qué estás diciendo, Jay? - su voz era tensa, al borde de la furia. - ¿Nos separas porque la gente cree que no podemos hacer nuestro trabajo de manera independiente? ¡Eso es ridículo!

Jay la miró con una sonrisa condescendiente.

- Río, relájate. Solo quiero ver cómo se manejan por separado. Así que tú estarás con Cordelia Foxx en los próximos casos, y Agatha... tú trabajarás con nuestra recién llegada, Wanda Maximoff.

Agatha, que hasta ahora había permanecido en silencio, sintió una mezcla de emociones al escuchar el nombre de Wanda. Aunque no le gustaba la idea de separarse de Rio, trabajar con Wanda no le parecía tan terrible. De hecho, la pelirroja le había sacado algunas risas, y no podía negar que era una compañía interesante.

Pero Rio no lo vio así.

- ¡Esto no puede estar pasando! - gritó Rio, claramente enfurecida. - No puedes poner a Agatha con esa mujer.

- ¡Basta, Vidal! - Jay golpeó el escritorio con las manos, su tono autoritario. - Si sigues comportándote como una adolescente celosa, les daré más semanas separadas.

- Esto es el infierno... - murmuró Rio, su rostro enrojecido de rabia. Se dio la vuelta, y sin esperar a que Jay dijera algo más, salió de la oficina a paso rápido. Agatha la siguió, su mirada llena de preocupación, pero manteniendo la calma.

Al llegar a su oficina, Agatha cerró la puerta tras ellas y suspiró, tratando de razonar con su esposa.

- Rio, escucha. No será tan malo. Solo es temporal, y al final, tendremos más cosas de qué hablar, incluso podemos seguir ayudándonos a distancia. - trató de consolarla, su voz suave, pero firme.

Pero Rio no estaba dispuesta a escuchar.

- ¡No me digas eso! - gritó Rio, dándose la vuelta para enfrentar a Agatha. - Lo dices porque quieres trabajar con esa bruja. ¡Te gusta, Agatha! Admitelo, te vi... escuché cómo tu corazón latió fuerte cuando Jay mencionó que estarías con ella.

Con un movimiento furioso, Rio derribó una lámpara del escritorio, los cristales esparciéndose por el suelo. Agatha la observó con una mezcla de sorpresa y tristeza. Sabía que Rio era celosa, pero esto era demasiado.

- Rio, no es lo que piensas - comenzó Agatha, su voz manteniéndose tranquila a pesar de la tensión. - Lo que sientes no tiene nada que ver con la realidad. Sí, Wanda es simpática, pero no pasa nada entre nosotras. ¡Tú eres mi esposa!

- No puedo, Agatha... simplemente no puedo soportarlo. - Rio, visiblemente afectada, salió de la oficina, azotando la puerta tras de sí. Sin mirar atrás, se dirigió a un bar lejano, buscando ahogar sus celos y frustraciones en alcohol.

La oficina de Agatha era un espacio pequeño, iluminado con la luz cálida que entraba por las ventanas, pero la atmósfera estaba tensa. Después de la abrupta salida de Rio, la sensación en la habitación era sofocante, cargada de emociones sin resolver. Agatha suspiró, llevándose una mano al rostro, tratando de procesar lo que acababa de suceder.

Solo AgathaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora