Capítulo 20

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Agatha había decidido quedarse en casa nuevamente ese día. No tenía ningún caso en el trabajo y, aunque Rio se había ido a su oficina, ella quería aprovechar el día para relajarse. Después de desayunar, se quedó en la cama viendo una película mientras acariciaba a su conejo, el Señor Scratchy.

Mientras consideraba salir a caminar y disfrutar del día, y así lo hizo, salió a caminar y pensó en detenerse en una heladería cercana para comprarse un helado. Estaba a punto de hacerlo cuando una voz conocida la sobresaltó.

— Agatha, conozco un lugar donde hacen helados mucho mejores que esos. — dijo Wanda, apareciendo mágicamente detrás de ella.

Agatha giró de inmediato, mirando a Wanda con una mezcla de exasperación e incredulidad.

— ¿Acaso me persigues? — preguntó, entrecerrando los ojos, mientras seguía caminando. Wanda, como siempre, no se quedaba atrás y la seguía de cerca, sonriendo con descaro.

— Sí, es lo que hago. — respondió Wanda sin ningún reparo, como si seguir a Agatha fuera lo más natural del mundo. — Aunque sé que estás con Rio.

Agatha soltó un suspiro profundo, claramente cansada de escuchar lo mismo una y otra vez.

— ¿No te cansas, Wanda? — replicó, ya sin paciencia, aunque algo en su interior no podía evitar sentirse divertida por la persistencia de la bruja.

Wanda, como siempre, respondió con un tono dramático.

— Cansarme, sí, lo sé... Solo amigas, ¿verdad? — Wanda puso cara de mártir, aunque su sonrisa apenas se disimulaba. — Pero, oye, eso ya es un avance, ¡eres mi amiga!

Agatha continuó caminando, aunque una sonrisa traviesa amenazaba con escaparse. No iba a permitir que Wanda lo notara.

— Dije que quizá podríamos serlo. No he dicho que lo seamos aún. Para eso hay que conocerse mejor. — respondió Agatha, intentando mantenerse neutral, aunque claramente le intrigaba ver hasta dónde llegaría Wanda.

— ¡Perfecto! — exclamó Wanda con un entusiasmo renovado. — Entonces, para conocernos mejor, te invito a una heladería que está cerca. Anda, acéptame la invitación. — Su tono era casi suplicante, y Agatha cometió el error de mirarla.

Ahí estaba, ese puchero irresistible que Wanda sabía usar perfectamente. Agatha intentó resistirse, pero al final, suspiró resignada.

— Está bien, bruja. — dijo finalmente. — Más vale que esos helados sean realmente buenos.

Wanda sonrió con satisfacción, sabiendo que había ganado una pequeña batalla, y ambas comenzaron a caminar juntas hacia la heladería.

Durante el trayecto, Agatha no podía dejar de pensar en lo curioso que era todo. Amaba a Rio profundamente, y sin embargo, allí estaba, dejándose llevar por la insistencia de Wanda. La compañía de la pelirroja no era tan molesta después de todo, incluso lograba hacerla reír a veces, aunque nunca lo admitiría en voz alta.

Cuando llegaron a la heladería, Wanda pidió los helados con una confianza absoluta, como si fuera una cita. Agatha la observó en silencio, aún procesando cómo había terminado allí, sentada comiendo helado con ella. Sin embargo, al saborear el helado de vainilla con chocolate, no pudo evitar admitir lo evidente.

— Vale, tengo que reconocerlo... esto está muy bueno. — dijo, sonriendo un poco mientras seguía disfrutando del helado.

Wanda le devolvió una sonrisa suave, complacida por el pequeño logro. Sabía que Agatha no caería fácilmente, pero por el momento, ser su amiga era suficiente... aunque, claro, siempre esperaba más.

Solo AgathaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora