Capítulo 21

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Los días siguientes, Agatha volvió a su trabajo. Al llegar, se encontró nuevamente con Wanda, quien últimamente parecía ser su sombra. Mientras Agatha revisaba el nuevo caso—un hombre que violaba a mujeres y luego las mataba ahorcándolas—, se daba cuenta de que Wanda no dejaba de mirarla, lo que la ponía nerviosa. Le costaba concentrarse con esa atención constante.

— Deja de verme, no soy espejo. — Dijo Agatha, intentando enfocarse en sus papeles.

— Claro que no eres un espejo, jamás podría igualar tu belleza. — respondió Wanda con una sonrisa maliciosa.

Agatha rodó los ojos, pero no pudo evitar una pequeña sonrisa. — ¿Qué dices, Wanda? Tú eres guapísima. — comentó, intentando restarle importancia a sus palabras pero sintiendo la tensión en el aire.

— Gracias, mi primer cumplido y recién comienza el día. — celebró Wanda, claramente encantada. Justo antes de que Agatha pudiera responder, Rio entró sin tocar la puerta, ignorando completamente a Wanda.

— Hola, corazón. — susurró Rio, caminando hacia Agatha con una sonrisa posesiva.

— Hola, amor. — Agatha respondió, levantándose para besar a su esposa. Rio prolongó el beso, dejando claro a Wanda que Agatha le pertenecía.

— Te vine a buscar para ir a comer, el bebé debe tener hambre. — dijo Rio, sin apartar la vista de Agatha, ignorando a Wanda por completo.

Wanda soltó una risita mientras observaba la escena, pero antes de que pudiera decir algo, la puerta se abrió y entró Cordelia.

— Vaya, parece que llego justo a tiempo. — comentó Cordelia, rompiendo la tensión. — ¿Por qué no salimos las cuatro a comer? Hace tiempo que no tenemos una buena charla.

Agatha y Rio intercambiaron miradas, claramente incómodas con la idea, pero la presión social se sentía en el aire.

— Bueno... tal vez no sea tan mala idea. — dijo Agatha, más para salir del paso que por verdadera convicción.

Durante el almuerzo, las cuatro mujeres hablaban cordialmente, pero la tensión se sentía en el aire. Cuando llegó el momento del postre, Wanda terminando su helado miró a Agatha con una sonrisa juguetona.

— Definitivamente, el helado que te invité el otro día estaba mejor que este. — comentó Wanda con tono casual.

Agatha enrojeció de inmediato, y fue entonces cuando miró a Rio. Su esposa alzó una ceja, claramente molesta por el comentario, pero mantuvo su compostura.

Antes de que la incomodidad creciera más, Cordelia intervino con una sonrisa, cambiando de tema rápidamente.

— Oh, hablando de salidas, Rio y yo tuvimos una cena increíble el otro día, ¿verdad?

Agatha volvió a mirar a Rio, esta vez con más intensidad, mientras Rio intentaba mantener la calma. Aunque ninguna de las dos dijo nada, los celos que ambas sentían eran evidentes en cada gesto.

Agatha apenas sonrió, forzándose a mantenerse en la conversación mientras miraba su plato. Por dentro, su mente era un caos. ¿Cuántas veces habían salido Cordelia y Rio sin que ella lo supiera? La creciente incomodidad, mezclada con los celos, le impedía relajarse.

Por otro lado, Rio pensaba lo mismo. ¿Cómo es que Agatha y esa bruja habían salido? ¿Cómo era posible que Agatha no le hubiera contado? Estaba furiosa, y aunque Agatha colocara su mano en su pierna en un intento de calmarla, Rio no se la tomó. Seguía muy enojada, aunque no lo demostraba, pero Agatha la conocía bien y podía percibirlo. Rio comenzó a fumar junto a Cordelia mientras bebían, ignorando a su esposa. Wanda también bebía, pero Agatha, por su embarazo, solo tomaba jugo.

Solo AgathaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora