Cap. 12 Neo Metal Sonic fuera de control

31 1 0
                                    

El aire se sentía denso, y un incómodo silencio invadía el ambiente mientras Sonic, Tails, Blaze y Marine caminaban por el oscuro paisaje, tratando de entender qué sucedía. La ausencia de sus amigos pesaba sobre ellos, y la extraña sensación de que algo no estaba bien no los abandonaba.

Sonic fruncía el ceño, apretando los puños con frustración. Todo era demasiado extraño. Ni rastro de Knuckles, ni de Amy, ni de nadie más. Parecía como si el mundo entero se hubiera congelado, dejándolos solos a merced de lo desconocido.

—Esto es raro —murmuró Sonic, con una mirada cargada de preocupación—. ¿Dónde están todos?

Tails, caminando junto a él, asintió. Había estado revisando su radar portátil durante todo el trayecto, pero no había señales de sus amigos en los alrededores.

—He revisado todos los parámetros posibles —dijo Tails, su voz denotando tensión—, y no hay ni una sola señal de vida conocida. Es como si... simplemente hubieran desaparecido.

Blaze cruzó los brazos, intentando mantener la calma. Sin embargo, una chispa de preocupación brillaba en sus ojos.

—Sea lo que sea, no me gusta. Esto no es normal. Algo está a punto de suceder, lo puedo sentir.

De repente, una enorme pantalla holográfica emergió del cielo, proyectando la figura imponente del Dr. Eggman, quien reía con una malicia evidente.

—¡JAJAJAJAJA! ¡Por fin los tengo donde quería! —la risa de Eggman resonaba con fuerza, mientras la imagen de su rostro aparecía por todos lados, rodeándolos—. ¡Mis queridos rivales, han caído en mi trampa!

—Eggman... —Sonic entrecerró los ojos, preparado para enfrentarse a lo que sea que su eterno enemigo hubiera planeado esta vez.

—¿Qué trampa? —preguntó Marine, algo confundida—. ¡Aún estamos en libertad, doctor huevito!

Eggman solo sonrió con arrogancia.

—¡Oh, claro que sí, pequeña! Pero no por mucho tiempo. Mis queridísimos amigos ya no están en este mundo... o al menos, no como ustedes los conocen.

Sonic dio un paso adelante, exigiendo respuestas.

—¿Qué les hiciste a nuestros amigos, Eggman? —preguntó con el ceño fruncido—. ¡Habla ya!

Eggman sonrió aún más ampliamente mientras un holograma mostraba a Knuckles, Amy, Sally, Rouge, Shadow, Omega, Honey, Vector, Espio, Charmy, Vanilla, Cream y otros amigos de Sonic atrapados en jaulas individuales, en diferentes partes del mundo. Cada uno estaba atrapado y rodeado por versiones metálicas de ellos mismos: un ejército de Metal Sonics custodiaba cada prisionero.

—Los capturé a todos y los repartí en varias zonas del mundo —explicó Eggman con satisfacción—. Cada uno está vigilado por mis Metal Sonics mejorados, ¡así que no será fácil rescatarlos!

La ira creció en Sonic al ver a sus amigos atrapados. Se sentía impotente. Nunca antes Eggman había llegado tan lejos.

—¡Los liberaremos, Eggman! —gritó Sonic—. ¡No importa lo que hagas, no te saldrás con la tuya!

Pero Eggman no parecía preocupado en lo más mínimo.

—Ah, Sonic, Sonic, Sonic... —dijo Eggman, sacudiendo la cabeza—. Siempre tan confiado. Pero esta vez... ¡no tendrás ninguna oportunidad!

En ese momento, el holograma cambió para mostrar seis Esmeraldas del Caos brillando intensamente. Eggman alzó una mano, mostrándolas con orgullo.

—¿Ves estas esmeraldas? Tengo seis de ellas en mi poder, y voy a usarlas para potenciar a mi creación definitiva.

Sonic apretó los dientes, sintiendo un nudo en el estómago. Sabía lo que venía.

—No... —murmuró Blaze, mirando las esmeraldas con preocupación—. No puede ser...

—¡Oh, sí, Blaze! —gritó Eggman triunfante—. ¡Con estas esmeraldas, haré algo que nunca habías visto antes!

Metal Sonic apareció en escena, elevándose desde el suelo, y las Esmeraldas del Caos comenzaron a rodearlo, girando a una velocidad vertiginosa. Sonic, Tails, Blaze y Marine observaron con horror cómo la energía de las esmeraldas comenzaba a ser absorbida por Metal Sonic.

—¡No! —gritó Tails, dando un paso adelante—. ¡No dejes que lo haga!

Pero era demasiado tarde. Las esmeraldas brillaron aún más, y Metal Sonic fue cubierto por una envoltura de energía caótica que lo transformaba lentamente en algo mucho más temible: Neo Metal Sonic.

El nuevo ser, una versión aún más amenazante y poderosa de Metal Sonic, descendió del cielo. Su cuerpo brillaba con la energía de las esmeraldas, y sus ojos rojos ardían con una intensidad escalofriante. Neo Metal Sonic miró a Sonic y sus amigos con una mezcla de arrogancia y desprecio.

—Es demasiado tarde para ustedes —dijo Neo Metal Sonic, con una voz fría y metálica—. Sus amigos están perdidos, y ahora... ¡serán destruidos uno por uno!

Sonic sintió cómo su corazón se aceleraba. El poder de Neo Metal Sonic era abrumador, y lo peor de todo, sabía que si no hacían algo rápido, sus amigos podrían morir. Las jaulas que los mantenían prisioneros comenzaron a encogerse lentamente, haciendo evidente que Eggman no bromeaba. Si no lo detenían, sus amigos serían aplastados.

—¡Eggman, detén esto! —exigió Blaze, con una furia contenida en su voz.

Pero Eggman solo rió más fuerte.

—¡JAJAJAJA! ¿Detenerme? ¿Por qué haría eso? ¡Tengo la victoria en mis manos! Neo Metal Sonic es imparable, y con las jaulas encogiéndose, pronto dirán adiós a sus preciosos amigos.

Sonic, sin dejarse llevar por el pánico, trató de pensar en una solución. Sabía que solo la última Esmeralda del Caos podía detener el caos que Eggman estaba desatando, pero... ¿dónde estaba?

—Tenemos que detenerlo —dijo Sonic, mirando a Tails, Blaze y Marine—. No podemos dejar que las jaulas sigan encogiéndose.

Tails estaba revisando frenéticamente su dispositivo, tratando de encontrar una forma de interferir con los controles de Eggman.

—Si logramos detener el mecanismo que controla las jaulas, podríamos ganar tiempo —explicó Tails—, pero no será fácil. Neo Metal Sonic puede aplastarnos si intentamos atacarlo directamente.

—Entonces, debemos dividirnos —propuso Blaze—. Mientras algunos de nosotros lo distraemos, otros intentarán desactivar el sistema.

Sonic asintió. Sabía que no había tiempo que perder.

—Es un buen plan —dijo—. No podemos rendirnos ahora.

Eggman observaba desde su nave, deleitándose con la desesperación de sus enemigos.

—No importa lo que intenten —dijo, con una sonrisa maliciosa—. Al final, todos caerán ante mí y mi ejército.

Mientras tanto, Neo Metal Sonic los miraba con frialdad, ya listo para el ataque.

—Vengan —dijo, su voz resonando como un eco mecánico—. Luchen, si se atreven.

El combate estaba a punto de comenzar, y Sonic sabía que sería una batalla por la supervivencia, no solo para él y sus amigos cercanos, sino para todos aquellos que aún estaban atrapados en las jaulas.

Continuara...

Sonaze un amor dimencionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora