—Sonic, —comenzó Neo Metal Sonic Supremo, su voz resonando como una amenaza latente—. Finalmente, después de tantas batallas inútiles, te tengo donde quería. No tienes escapatoria. Pero no te preocupes, no tengo prisa en acabar contigo. Quiero que veas lo que haré antes de que llegue tu fin.
Sonic trató de liberarse, moviéndose desesperadamente contra las ataduras, pero cada intento era en vano. La energía de las Esmeraldas del Caos que envolvía el metal era demasiado poderosa para sus fuerzas. Estaba atrapado, y lo sabía.
—Podría destruirte de mil formas distintas, —continuó Neo Metal Sonic Supremo con una sonrisa cruel—. Podría desgarrarte pieza por pieza, podría electrocutarte hasta la muerte... O mejor aún, podría hacer que veas cómo tus amigos mueren uno por uno mientras no puedes hacer nada al respecto.
El corazón de Sonic latía con fuerza, su mente no podía dejar de imaginar esas horribles escenas. Sus amigos, aquellos con los que había luchado tantas veces, reducidos a polvo, destruidos uno por uno. El peso de la situación era abrumador, y por primera vez en mucho tiempo, el erizo azul sintió verdadero terror.
—Pero antes de destruirte, —prosiguió Neo Metal Sonic Supremo, acercándose un poco más—, voy a asegurarme de que todo lo que te importa quede arrasado. Empezaré con las ciudades. Quiero ver cómo la humanidad sufre, cómo sus gritos de dolor y desesperación resuenan en tus oídos. Solo cuando hayas visto todo lo que amas ser destruido, entonces será tu turno.
Con un gesto de su mano metálica, Neo Metal Sonic Supremo activó una pantalla frente a Sonic, mostrándole imágenes de las ciudades más grandes del mundo. Metropolis, Spagonia, Westopolis, todas aparecieron ante él.
—Y ahora, la destrucción comienza. —Neo Metal Sonic Supremo pulsó un botón en su panel de control, y Sonic vio cómo su ejército de Metal Sonics se desplegaba en cada ciudad. Los robots descendieron como una plaga, arrasando todo a su paso.
El horror comenzó. Sonic vio con impotencia cómo las ciudades ardían, los edificios colapsaban y los gritos de la gente llenaban el aire. Cada grito, cada explosión, era una puñalada en el corazón de Sonic. Podía ver cómo familias se abrazaban en sus últimos momentos, cómo niños lloraban por sus padres, y cómo el caos consumía todo lo que alguna vez fue pacífico.
—Míralos, Sonic, —dijo Neo Metal Sonic Supremo—. Escucha sus gritos. Esto es solo el comienzo de lo que les espera. Y cuando terminen con ellos, irán tras tus amigos. Mi ejército de Metal Sonics ya está en camino para asegurarse de que no quede nadie con vida.
Sonic no podía contener más sus emociones. Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro mientras veía a través de la pantalla cómo los Metal Sonics destruían todo a su paso. No era solo el daño físico lo que lo afectaba, sino el sufrimiento que causaban. La desesperación, el miedo, la tristeza de cada persona que perdía todo en cuestión de segundos lo golpeaba con una fuerza que nunca había sentido antes.
—¡Basta! ¡Detente! —gritó Sonic, aunque sabía que sus súplicas eran inútiles.
Neo Metal Sonic Supremo rió, una risa cruel y desalmada que resonaba como un eco interminable.
—¿Detenerme? Esto apenas comienza, Sonic. Mira bien, porque este es el destino que tú y tus amigos no podrán evitar.Sonic se desplomó en sus ataduras, derrotado emocionalmente. No podía soportarlo más. Cada escena de destrucción era una daga que atravesaba su corazón. Pero lo que lo destrozó por completo fue ver cómo algunas parejas, aterrorizadas, se abrazaban y se despedían en sus últimos momentos. Los gritos de dolor y angustia, las lágrimas de aquellos que sabían que no sobrevivirían... todo eso lo aplastó.
—No... —murmuró, con la voz rota. Su cuerpo temblaba, y las lágrimas seguían cayendo de sus ojos sin detenerse—. No... esto no puede estar pasando...
El peso del sufrimiento de los inocentes era demasiado. Sonic, el siempre valiente y decidido héroe, ahora estaba roto. Se sentía impotente, incapaz de proteger a aquellos que dependían de él. Las imágenes en la pantalla seguían mostrando la destrucción, y cada segundo que pasaba, el dolor en su corazón aumentaba.
Neo Metal Sonic Supremo lo observaba con satisfacción.
—Así es como quiero que te vea el mundo, Sonic. Destruido. Roto.Sonic cerró los ojos, intentando no ver más, pero las imágenes ya estaban grabadas en su mente. Los gritos, los rostros de dolor, el sufrimiento. Todo eso lo perseguiría para siempre.
Mientras tanto, lejos de allí, Blaze, Tails y Marine intentaban seguir adelante con su misión. Blaze, aunque fuerte y decidida, no podía dejar de preocuparse por Sonic. Algo le decía que algo muy malo estaba sucediendo.
—No sé por qué, pero tengo un mal presentimiento sobre esto, —dijo Blaze mientras avanzaban por una zona destruida en busca de más sobrevivientes.
Tails, volando a su lado, compartía la preocupación de Blaze. Sonic no había contactado con ellos desde hacía un tiempo, y el silencio era inquietante.
—Algo debe haberle pasado, —respondió Tails—. Sonic nunca se queda callado por tanto tiempo. Algo está mal, lo sé.Marine, que caminaba detrás de ellos, miraba nerviosamente a su alrededor, temiendo lo peor.
—¡No puede ser! ¡No puede haberle pasado nada! Sonic siempre sale bien de las peores situaciones, ¿verdad?Blaze no respondió, pero en su mente, las dudas comenzaban a crecer. Sabía que Sonic era fuerte, pero esta vez, estaban enfrentando a algo completamente diferente. Neo Metal Sonic Supremo no era como ningún otro enemigo que hubieran enfrentado antes.
Mientras continuaban su búsqueda, una explosión en la distancia llamó su atención. Tails rápidamente usó sus colas para elevarse más alto y obtener una mejor vista.
—¡No puede ser! —gritó Tails desde el aire, sus ojos abiertos de par en par.
—¿Qué sucede, Tails? —preguntó Blaze con urgencia.—¡Es Neo Metal Sonic Supremo! ¡Está destruyendo todo! —dijo Tails con desesperación—. ¡Y parece que ha capturado a Sonic!
Blaze sintió un frío en el estómago.
—¡Tenemos que hacer algo! —gritó Blaze, corriendo hacia la dirección de la explosión, con Tails y Marine siguiéndola de cerca.De vuelta con Sonic, los gritos de la destrucción continuaban, y él apenas podía soportarlo más. Sin embargo, una chispa de esperanza comenzó a brillar en su interior. Aunque estaba roto y derrotado, sabía que no podía rendirse por completo. Sus amigos aún estaban ahí afuera. Blaze, Tails, Marine... todos ellos seguían luchando. Y aunque no podía verlos, sabía que no lo dejarían solo.
—Aún no... —murmuró para sí mismo, sus ojos llenos de lágrimas pero con un brillo de determinación renovada—. No he terminado aún.
Neo Metal Sonic Supremo, ignorante de la pequeña chispa de esperanza en el corazón de Sonic, seguía deleitándose en la destrucción, convencido de su victoria. Pero lo que no sabía es que, incluso en el peor de los momentos, Sonic nunca se rendiría por completo.
El erizo azul secó sus lágrimas y, con cada grito que escuchaba, su deseo de levantarse solo crecía más.
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Sonaze un amor dimencional
Adventureen este universo nuestro erizo azulado se veia todo triste, como si se sintiera solo el quisiera amar a alguien ( alguien que no este loca por el) alguien que le entienda