Tails, Marine y Blaze corrían desesperadamente a través del bosque, con Sonic apenas consciente en sus brazos. El erizo azul yacía inerte, su cuerpo débil y herido por la estaca que le había atravesado el pecho. Sus respiraciones eran cada vez más irregulares, y el tiempo parecía desvanecerse. Los tres amigos sabían que no podían perder ni un segundo más.
—¡Tenemos que encontrar ayuda, rápido! —exclamó Tails, su voz tensa, mientras sujetaba uno de los brazos de Sonic.
—¡No puede morir! —gritó Marine, corriendo al lado, luchando por contener el pánico en su voz.
Blaze, aunque agotada y emocionalmente destrozada, mantenía una expresión de hierro. Cargaba a Sonic junto a los demás, con su mente dividida entre la desesperación y la determinación. No podían fallar, no ahora. Ella no podía permitirse perderlo.
—Hay un pueblo cercano... ¡Debemos llegar allí! —dijo Blaze, tratando de ocultar el nudo en su garganta.
El paisaje alrededor de ellos se distorsionaba, oscurecido por la presencia del peligro que aún acechaba. Neo Metal Sonic Supremo podía estar siguiéndolos, pero ahora mismo lo único que importaba era salvar a Sonic. El peso de sus heridas los acechaba como una sombra.
A medida que corrían, Blaze no podía dejar de mirar a Sonic. Lo había visto en su peor momento, luchando incansablemente, sin dejar que nada lo detuviera. Pero ahora, aquí estaba, frágil y al borde de la muerte. Blaze cerró los ojos por un segundo, sintiendo un dolor profundo en su pecho, más allá de la preocupación por su vida.
"¿Qué siento por él?" pensó, las palabras flotando en su mente como un susurro. Pero no había tiempo para pensar en eso ahora. Su prioridad era salvarlo, nada más importaba.
Finalmente, divisaron un pequeño pueblo en la distancia. Había luces titilando entre las casas, y los sonidos de la vida cotidiana parecían tan distantes de la pesadilla que ellos estaban viviendo.
—¡Ahí está! —gritó Tails—. ¡Debemos encontrar un doctor!
El trío irrumpió en el pueblo, causando revuelo inmediato. Las personas los miraban con asombro, sus ojos fijos en el herido Sonic. Tails corrió hacia la primera persona que vio, un hombre mayor que estaba sentado cerca de una fuente.
—¡Por favor, ayúdenos! —exclamó Tails, con desesperación en su voz—. Necesitamos un doctor, ¡rápido!
El hombre los miró con preocupación y señaló hacia una casa al otro lado de la plaza.
—El doctor vive allí, ¡dense prisa!
Marine y Blaze no esperaron un segundo más. Cargaron a Sonic hacia la casa del doctor, golpeando la puerta con fuerza. Unos segundos después, un hombre de mediana edad, con cabello desordenado y una bata blanca, abrió la puerta, sorprendido por la escena.
—¡Dios mío! —exclamó el doctor—. Rápido, entren.
Sin más preámbulo, el doctor los guió hacia una sala improvisada donde rápidamente preparó una camilla para Sonic. Blaze, Tails y Marine lo colocaron cuidadosamente sobre la mesa, observando con preocupación mientras el doctor comenzaba a revisar sus heridas.
El silencio en la sala era espeso, roto solo por el sonido del equipo del doctor y las respiraciones entrecortadas de Sonic.
—Sus heridas son graves... —dijo el doctor con una voz grave—. La estaca perforó su pulmón. Está muy débil, y ha perdido mucha sangre.
Blaze apretó los puños, su rostro endurecido por la impotencia. Quería hacer algo, pero todo lo que podía hacer era mirar, rezar porque Sonic resistiera.
—¿Puede salvarlo? —preguntó Marine, su voz temblando.
El doctor no respondió de inmediato, lo que hizo que el aire en la habitación se volviera más pesado. Finalmente, levantó la vista, con una expresión incierta en su rostro.
—Haré lo que pueda, pero no les voy a mentir, es difícil.
Tails se mordió el labio, tratando de mantener la compostura. Pero la idea de perder a Sonic era insoportable. No solo era su mejor amigo, era su hermano en todo menos en sangre. Si lo perdían ahora... no sabía si podrían seguir adelante.
—Tiene que haber algo más que podamos hacer... —murmuró Blaze.
Pero justo cuando la desesperanza comenzaba a apoderarse de ellos, Blaze, en un descuido, susurró algo que hizo que todos en la habitación la miraran con sorpresa.
—No puedo perderte, Sonic... te amo.
Se quedó helada al darse cuenta de lo que acababa de decir. Las palabras que habían estado en lo más profundo de su corazón finalmente salieron a la superficie, y lo hicieron en el peor momento posible. Marine y Tails intercambiaron una mirada rápida, sorprendidos por la revelación, pero ninguno de los dos dijo una palabra.
Blaze retrocedió un paso, sus manos temblando. No podía creer que lo había dicho en voz alta, y mucho menos delante de todos. Pero ahora que las palabras estaban fuera, no había vuelta atrás.
—¿Blaze...? —dijo Marine en voz baja.
Blaze negó con la cabeza, tratando de recomponerse.
—No importa ahora... lo que importa es salvarlo —dijo, tratando de desviar la conversación.
El doctor, quien había escuchado todo, permanecía concentrado en su trabajo. Pero algo en la confesión de Blaze había tocado una fibra sensible. Tal vez, pensó, el amor que ella sentía por Sonic podría ser la razón por la que él seguiría luchando por su vida. Porque aunque no lo dijeran en voz alta, todos sabían que Sonic era un luchador. Siempre lo había sido.
El doctor trabajó durante lo que parecieron horas, sin detenerse ni un segundo. Tails y Marine esperaban con impaciencia, mientras Blaze caminaba de un lado a otro, sin poder calmar su ansiedad.
Finalmente, el doctor se enderezó, limpiándose el sudor de la frente.
—He hecho lo que he podido —dijo con cansancio—. Ahora, solo queda esperar.
Blaze se acercó a Sonic, arrodillándose a su lado. Sus dedos rozaron suavemente la mano del erizo azul, su corazón latiendo con fuerza.
—Por favor... no nos dejes, Sonic —susurró, sintiendo el peso de sus propias palabras.
Marine y Tails se acercaron también, apoyándose el uno en el otro mientras observaban a su amigo descansar, su vida colgando de un hilo. La batalla no había terminado, pero en ese momento, la única batalla que importaba era la que se libraba dentro de Sonic, una lucha por sobrevivir.
El silencio en la habitación se hizo más denso. Afuera, la luna brillaba sobre el pequeño pueblo, pero para Tails, Blaze y Marine, el mundo se sentía más oscuro que nunca.
Y mientras Sonic luchaba por su vida, las palabras de Blaze resonaban en su mente, una verdad que ella nunca había planeado decir, pero que ahora definía todo lo que sentía: había empezado a amar a Sonic, y no estaba dispuesta a dejarlo ir
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Sonaze un amor dimencional
Adventureen este universo nuestro erizo azulado se veia todo triste, como si se sintiera solo el quisiera amar a alguien ( alguien que no este loca por el) alguien que le entienda