La mañana comenzó tranquila, aunque la tormenta de emociones de días anteriores seguía presente en cada paso que daban. Sonic caminaba junto a Amy, intentando mantener la calma mientras recorrían las calles de Mobius. Después de todo lo que había pasado, Sonic quería asegurarse de que Amy también estuviera bien.
—Voy por algo de tomar, ¿quieres esperar aquí? —le dijo con una sonrisa, pensando que el tiempo a solas la ayudaría a pensar con claridad.
Amy asintió, viéndolo alejarse y sintiendo una mezcla de nostalgia y determinación. Sin embargo, su semblante cambió en cuanto notó que Blaze estaba en la otra esquina, observándolos con una expresión estoica pero intensa. Amy frunció el ceño, sintiendo que su rivalidad con Blaze no había desaparecido del todo.
"¿Por qué no se rinde ya?" pensó Amy, llena de frustración.
Mientras Sonic se alejaba, Amy no pudo evitar seguirlo desde la distancia y observar lo que hacía. A lo lejos, notó que Blaze se acercaba a él y comenzaban a hablar. Sonic le decía algo, señalando en dirección a donde ella estaba. Amy apretó los puños, su enojo aumentando a cada segundo que pasaba.
—¿Por qué siempre tiene que estar en el medio? —murmuró, sintiendo cómo su respiración se aceleraba.
Sonic le dijo algo más a Blaze y luego se marchó, regresando con Amy. Pero justo antes de que Sonic volviera, Blaze decidió acercarse para hablar con Amy y tratar de poner fin a la situación entre ellas.
Amy, en medio de su confusión y enojo, comenzó a sentir una desesperación que no podía controlar. Las palabras de Blaze resonaban en su cabeza, pero la frustración la envolvía como una marea imparable. En su angustia, comenzó a golpearse a sí misma, murmurando entre sollozos.
—¡Blaze, deja de hacerme esto! —gritaba, mientras sus propios golpes le dejaban marcas y su piel se rasgaba levemente.
Blaze se detuvo en seco, atónita y horrorizada al ver a Amy lastimándose. Su primera reacción fue acercarse rápidamente, intentando detenerla, pero Amy se resistía, y con cada intento, la situación se volvía más caótica. Los gritos de Amy se intensificaron, y antes de que Blaze pudiera decir algo, Amy se arrojó a ella, rodeándola con sus brazos en un abrazo desesperado. La sangre de Amy manchó la ropa de Blaze, quien intentaba comprender lo que estaba ocurriendo.
—¡Amy, para! —le dijo Blaze, con voz suave pero firme—. No tienes que hacer esto.
Amy lloraba, hundiendo su rostro en el hombro de Blaze, temblando. Blaze no entendía completamente la situación, pero sentía que la situación se volvía cada vez más peligrosa. Justo entonces, Sonic llegó a la escena, atraído por los gritos y el caos.
—¿Qué... qué está pasando aquí? —preguntó, con el rostro completamente descompuesto al ver a Amy tirada en el suelo y a Blaze manchada de sangre.
Amy se encontraba desplomada en el suelo, respirando débilmente, mientras que Blaze, con las manos manchadas, trataba de hablar, pero Sonic no le dio oportunidad.
—¡Blaze, aléjate! —gritó Sonic, mirando a Blaze con una mezcla de furia y desconfianza—. ¿Qué... qué le hiciste a Amy?
—¡Sonic, no es lo que parece! Amy estaba... —Blaze intentó explicarse, pero el dolor en su voz parecía no tener efecto en Sonic, quien solo veía la escena de su amiga herida y a Blaze cubierta de sangre.
—¡Te dije que te alejaras! —volvió a gritar Sonic, visiblemente afectado, incapaz de procesar lo que acababa de presenciar.
Blaze bajó la mirada, comprendiéndolo todo de repente. Una chispa de comprensión cruzó por sus ojos, pero era demasiado tarde. Amy había logrado, de alguna manera, que Sonic pensara que ella era la culpable. Sintiéndose completamente traicionada y sin saber cómo defenderse en ese momento, Blaze simplemente dio un paso atrás.
—Sonic... —susurró—. Yo jamás te haría daño, ni a Amy. Tienes que creerme...
Pero Sonic no escuchaba, su mente estaba nublada por la confusión y el miedo.
—Blaze, no quiero escucharte ahora —dijo con frialdad—. Por favor... solo vete.
Blaze, con los ojos humedecidos y el corazón roto, dio media vuelta y se alejó, comprendiendo que, de algún modo, había caído en la trampa de Amy.
Blaze salió corriendo, su corazón apretado en su pecho, con las palabras de Sonic resonando en su mente. ¿Cómo había llegado todo a este punto? Sin detenerse, cruzó calles y callejones hasta llegar al hotel donde se hospedaba con Marine. Apenas cruzó la puerta, se derrumbó sobre la cama, cubriéndose el rostro con las manos mientras las lágrimas brotaban sin cesar.
—Sonic... ¿por qué? —susurró en voz baja, sintiendo cómo el dolor en su pecho se intensificaba—. ¿Por qué me hablaste así...?
Mientras tanto, en la otra parte de la ciudad, Amy agradecía a Sonic con una sonrisa satisfecha.
—Gracias, Sonic, por hacerle entender a Blaze que no puede meterse siempre en nuestras vidas. Sabía que contarías conmigo...
Sonic la miró en silencio, una sombra de decepción oscureciendo sus ojos.
—Amy, no es la primera vez que veo esa mentira en tus palabras —dijo, su tono frío y distante.
Amy sintió un escalofrío al oír la seriedad en su voz y frunció el ceño.
—¿A qué te refieres? —preguntó, intentando mantener su compostura.
Sin responderle de inmediato, Sonic le agarró la mano con firmeza. Amy intentó soltarse, pero él la sostenía con determinación mientras la guiaba hacia el hospital. Cuando llegaron, Sonic la llevó hasta una camilla en la sala de emergencias y la soltó.
—No todo se consigue lastimándote a ti misma, Amy. —Su voz era baja, pero cargada de un reproche que la dejó sin palabras.
Amy se quedó en silencio, mirando a Sonic con una mezcla de sorpresa y confusión. ¿Cómo sabía él la verdad?
—¿Cómo... cómo lo supiste? —logró decir, su voz quebrándose mientras las dudas la invadían.
Sonic cruzó los brazos, mirándola fijamente.
—Caíste en mi pregunta trampa. Admitiste todo sin darte cuenta.
La expresión de Amy cambió al instante, dándose cuenta del error que había cometido. Sus ojos reflejaban la angustia de haber sido descubierta, y la culpa la golpeó.
Sonic se acercó al médico que estaba en la sala, dándole el pago necesario para que atendieran las heridas de Amy, y luego se despidió sin decir una palabra más. Amy se quedó en la camilla, procesando lo que acababa de suceder.
Mientras el médico la revisaba, la mente de Amy comenzó a divagar. Cerrando los ojos, se imaginó a Sonic y Blaze juntos, felices, sonriendo y mirándose con cariño. Esa visión empezó a encender algo oscuro dentro de ella: un odio creciente hacia Blaze, una rabia que no podía controlar.
—¿Por qué tenía que meterse en mi camino? —pensó Amy, mientras apretaba los puños en silencio.
Con el paso de los minutos, aquel odio hacia Blaze se intensificó en su mente, y una idea comenzó a tomar forma
ESTÁS LEYENDO
Sonaze un amor dimencional
Adventureen este universo nuestro erizo azulado se veia todo triste, como si se sintiera solo el quisiera amar a alguien ( alguien que no este loca por el) alguien que le entienda