Capítulo 36.

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Nigel:


Días después.


No sé cuántos días llevaba aquí, Pero sabía que eran muchos, porque permanecía atado mientras veía como amanecía, atardecía y anochecía.

Mary me dejó atado, ella venía a alimentarme, me sedaba con la comida para poder bañarme y sabrá Dios que más hacerme. A medida que va pasando los minutos, las horas, yo luchaba por no caer en la locura, luchaba para no entrar en crisis porque poco a poco estaba perdiendo las fuerzas.

Mi único consuelo es pensar en Dannielle, en mi familia. Eso era lo único reconfortante que tenía.

Mary sigue cayendo en la locura, ayer enloqueció cuando trago de besarme, yo me negué por completo y le grité, ella me golpeó el rostro y después comenzó a llorar pidiéndome disculpas por haberlo hecho, por supuesto que me echó la culpa oor provocarla y por haberme negado.

Mary estaba cayendo aún más en la locura. Y yo, estaba entrando en crisis. Trataba de idear algún plan que me llevara a salir de aquí, pero se me hacía complicado porque no podía moverme, por más que luchara, no podía hacerlo y más si ella me sedaba la mayor parte del tiempo.

Hablando de ella.

—Hola mi amor —entró a la habitación—, es hora de limpiarte, ya hueles un poco mal.

—Desatame, puedo hacerlo por mi cuenta —pedí—, por favor.

—No mi amor —ella negó—, no puedes hacerlo.

—Basta con esto Mary, ya detente.. Estás lastimándome, ¿No te das cuenta?

—No te estoy lastimando mi amor, sabes que te amo y que jamás te lastimaría, tu lo eres todo para mí.

Buscó algo en la gaveta de la mesa, jadeé al ver que era una jeringa junto con un pequeño frasco. Ella pinchó la jeringa y la llenó con ese líquido transparente. Luego se acercó a mi y me movió un poco el brazo para inyectarme aquello.

—Con esto estarás quieto.

No sé que mierda me inyectó, pero comencé a sentirme mareado y un tanto desorientado, podía escucharla, mas no podía moverme. Podía sentir como quitaba la ropa que cubría mi cuerpo.

¿Por qué demonios no puedo moverme?

Maldición, no puedo moverme.

Cómo estaba atado de manos, ella corto mi camisa, dejándome con el torso descubierto. Luego bajó el pantalón de chandal que tenía puesto, por último mi ropa interior.

Mis palabras no salían, mi cuerpo no se movía, por más que luchara, no podía moverme. Esto estaba causando una enorme desesperación en mi, sentía que el aire estaba faltándome.

Vi cómo Mary se fue hacia el baño, luego regresó con un balde y una toalla en sus manos. Lo dejó a mi lado y sumergió dicha toalla en el agua para después comenzar a pasarla por todo mi cuerpo.

Estaba soltando quejidos de advertencia, no quería que me tocara.

—¿Sabes, mi amor? —dijo mientras pasaba la toalla por mi cuello— aún recuerdo cuando me pediste matrimonio, fue la noche más feliz de mi vida, llevábamos meses saliendo y yo, estaba contenta de tenerte conmigo.

Ella sonrió, aquella sonrisa me causaba demasiado miedo.

—Fue hermoso... Tu y yo, teníamos el matrimonio perfecto Nigel, pero tú lo echaste a perder, arruinaste años de relación por una mujer que no vale la pena —dijo con rabia—, te odio por eso, pero, ¿Sabes? Sigo amándote, te amo como el primer día, por eso estás aquí conmigo, dónde perteneces.

El Dilema de Dannielle. |+18| -Finalizada-✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora