En medio de la noche una lagartija camina sobre los restos de una casa abandonada, la curiosidad lo lleva a ver un resplandor morado mientras un extraño rezo se escucha. Isaac se ha fortalecido más con sus poderes oscuros, planeando dar su golpe final para cuando sea el momento. La lagartija es absorbida por la oscuridad mientras Isaac continúa con su rezo.
Es el primer día de escuela, nuestros protagonistas han entrado al tercer y último año de secundaria, es casi imposible no notar los cambios por los que han pasado todos en el salón.
—¿Me extrañaste?— Pregunta Marina abrazando a Paiza.
—Nos vimos la semana pasada en tu casa.— Responde Paiza devolviendo el abrazo.
Los chicos repasan las calificaciones de los años anteriores y quién tiene las notas más bajas resulta ser Carlos quien las esconde por vergüenza.
—Hace mucho calor.— Dice Carlos buscando una excusa para ocultar sus calificaciones.
—Estamos a -6 grados.— Responde Aarón puntualizando el frío de la mañana.
Carlos sale al balcón para pensar y Sol lo encuentra para consolarlo.
—¿Sucede algo?— Pregunta Sol tomando la mano de Carlos.
Carlos le muestra sus notas bajas y Sol comprende la situación, siempre haciendo reir a otros, siempre apoyando a todos, bueno en todo menos en clase.
—No te sientas mal, puedo ayudarte con las clases.— Responde Sol tomando a Carlos del hombro.
Paiza y Marina estaban caminando por los pasillos, ahora sus salones están más lejos y Paiza se ha decidido a llevar a su novia hasta su salón, en el camino se encuentran con un tipo de otro salón muy musculoso diciéndole piropos a Marina.
—Si te gustan los palos tengo uno más grueso que la chingadera que te acompaña.— Dice el tipo arrinconando a Marina.
—¿Qué has dicho, pedazo de imbécil?— Responde Paiza apretando los puños con miedo.
El tipo se para en frente de él con un aura amenazante, Paiza simplemente no tiene el músculo y agacha su cabeza de vergüenza haciendo reir al tipo mientras Marina interviene empujando al tipo para que se largue.
—Perdón por no poderte defender.— Dice Paiza apenado por lo sucedido.
—Me gusta que seas un niño débil, me hace sentir el hombre aquí.— Responde Marina golpeando a Paiza con amor.
Paiza regresa a su salón pensativo por lo sucedido, al sentarse se encuentra con Sol pidiéndole ayuda.
—¿Quieres que le de asesoría a Carlos?— Pregunta Paiza desconcertado. —¿Por qué no tú?—
—Estoy en la escolta, no tendré tanto tiempo ahora que me han escogido.— Responde Sol. —Además, tú también pudiste entrar pero al señor no le gusta trabajar de más.—
—Es una justificación válida para no entrar.— Paiza termina aceptando ser el asesor de Carlos en las clases.
En la hora de salida Paiza y Carlos se encuentran para empezar con las lecciones, todo va normal en las afueras de la escuela hasta que pasa el tipo musculoso con sus amigos a burlarse de Paiza.
—Miren, ahí está el chico débil que no defendió a su vieja.— Dice el tipo mientras los demás pasan a darle sapes.
—Tratemos de ignorar eso.— Dice Paiza intentando explicarle a Carlos la fórmula cuadrática.
Carlos intenta concentrarse pero simplemente es malo para las clases, Paiza se desespera y le deja acabar los ejercicios de tarea.
—Lo lamento, no puedo retener tanta información.— Dice Carlos triste. —Mejor me voy a mi casa a retener las batallas de rap.—
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Cómic
HumorPaiza es un chico común de secundaria, solo se preocupa por cosas simples de la pubertad como enamorarse o tener amigos, pero sin darse cuenta se meterá en aventuras absurdas y extrañas, tan irreales como si se tratara de una historia de ficción.