Capítulo 110

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Liu Neng fue degradado de inmediato y puesto bajo estricta custodia, a la espera de ser llevado de regreso a la capital, donde el emperador decidiría su destino.

Aunque no estaba satisfecho, la pérdida de la ficha ocurrió bajo su responsabilidad, y Gu Ren, además, era una persona cercana a él. Toda la tropa conocía la estrecha relación entre ambos.

Pensar que no se vería involucrado era casi imposible. Además, Yan Cai tenía en su poder la espada imperial otorgada por el emperador, con la cual podría incluso ordenar su ejecución en ese mismo momento.

Sin embargo, Yan Cai decidió no hacerlo y optó por llevarlo de vuelta a la capital para que fuera el emperador quien tomara las medidas pertinentes.

El ánimo en el ejército estaba algo decaído. Sin suministros, era difícil mantener a las tropas, y sin la posibilidad de una victoria en el campo de batalla, debían trabajar en estrategias alternativas.

Jiang Manyue y Yan Cai se cambiaron a ropas típicas de los Beirong, preparándose para infiltrarse en su territorio, acompañados por Chen Nan. Su hijo se quedó en el campamento bajo el cuidado de Zhu Hua. Además, dejaron a Zaizai con todos los guardias personales que les había asignado el emperador.

No podían llevarse al niño con ellos, por lo que tuvieron que tomar esta decisión. Zaizai, siempre tan maduro para su edad, lloró hasta quedar afónico al saber que no podía acompañar a sus dos padres. Al final, se quedó dormido de puro cansancio, lo que les permitió marcharse.

Solo esperaban que, al despertar, no volviera a llorar al no verlos allí.

Para no llamar la atención, no llevaron muchas personas con ellos; los tres se desplazaban ligeros. Chen Nan, tras haber estado mucho tiempo en el norte, había aprendido algo del idioma Beirong, y su acento era bastante convincente.

Chen Nan pensaba que sería el único capaz de comunicarse en el idioma local, asumiendo el rol de guía e intérprete, pero para su sorpresa, Jiang Manyue también hablaba Beirong de manera fluida.

Después del asombro inicial, Chen Nan comentó alegremente: "¡Qué bueno que Jiang da-ge sabe Beirong! Así será más fácil parecer que pertenecemos allí.

Yan Cai se cruzó de brazos. Como él no sabía el idioma, ¿tendría que hacerse pasar por mudo?

"Muchos Beirong también hablan el idioma de Chen, así que no se preocupe, mi señor", intervino Chen Nan, al notar su inquietud. "Antes de que la guerra entre Beirong y Chen se intensificara, era común que personas de ambos lados se casaran entre sí. Por eso, en las zonas fronterizas, los de Chen suelen hablar el idioma de Beirong, y viceversa. Sin embargo, con el tiempo y el aumento de las tensiones, las relaciones se deterioraron."

Estas palabras tranquilizaron un poco a Yan Cai. Jiang Manyue le dijo con una sonrisa:
"Te enseñaré algunas frases básicas. En situaciones complicadas, yo me encargaré de hablar."

Yan Cai asintió. No quedaba otra opción.

Chen Nan, curioso, preguntó por qué Jiang Manyue sabía Beirong, sin poder contenerse.

"Lo aprendí hace tiempo", respondió Jiang Manyue sin darle importancia, pero su respuesta dejó una pizca de duda en Chen Nan.

Los tres falsificaron documentos de identidad de Beirong: unas hojas delgadas con sellos oficiales que contenían sus nombres y direcciones. Antes, los controles no eran tan estrictos, y los ciudadanos de ambos países solían cruzar la frontera para comerciar.

Sin embargo, ahora las inspecciones eran rigurosas. En la puerta de la ciudad, varios soldados de Beirong revisaban a cada persona que intentaba entrar. Ningún individuo sospechoso podía pasar desapercibido.

Tener un bebé antes de casarse con un esposo malvadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora