"¿Qué pasa? ¿No te atreves? Oh, claro, eres un erudito. Los eruditos no tienen fuerza ni para llevar algo, mejor vuelve a casa a descansar. Debes saber que las espadas no tienen ojos, no vaya a ser que te lastimes la espalda", añadió Liu Neng.
"Gracias por tu preocupación. A decir verdad, personas como nosotros no podemos contra los más fuertes, pero contra alguien como tú... más o menos", respondió con calma.
"¡Qué arrogancia! ¿Te atreves a decir semejantes tonterías delante del príncipe? Si pierdes, será su reputación la que se vea manchada", replicó Liu Neng, sacando a colación la figura del príncipe para presionar.
Yan Cai asintió y le dijo a Jiang Manyue: "Tiene razón. Anda, Manyue, ve. Ya casi es la hora del desayuno, cuanto antes terminemos, antes comemos".
"¡Perfecto! Te doy la oportunidad, pero no la aprovechas", pensó Liu Neng, que se quedó a un lado observando.
Jiang Manyue dio una vuelta alrededor de la plataforma. El retador no pudo evitar preguntar: "¿Qué estás buscando?".
"Las escaleras", respondió Jiang Manyue tranquilamente, sin vergüenza alguna. Los demás se miraron entre sí, perplejos. Que alguien buscara escaleras para subir a la plataforma les parecía un mal chiste.
Liu Neng soltó una risita burlona, sintiéndose ofendido. ¿Quién se suponía que estaba siendo engañado aquí?
El hombre sobre la plataforma, un tanto incómodo, señaló hacia el otro lado: "Las escaleras están por allí".
Jiang Manyue subió por las escaleras con total calma. Poco a poco, el murmullo de la audiencia se fue apagando. La serenidad con la que se movía contagiaba a los presentes, y su porte emanaba una atracción que obligaba a mirarlo dos veces.
"Adelante, por favor", invitó Manyue, preparado para el enfrentamiento.
El hombre frente a él era Zhang Shitou, un campesino que había ingresado al ejército por el servicio militar. Zhang era conocido por su gran fuerza y sencillez. Aunque nunca había recibido entrenamiento formal en artes marciales, su resistencia y habilidad con un pesado martillo de hierro le habían valido méritos en combate. Tras completar su servicio, había regresado a trabajar la tierra.
Zhang sonrió, frotándose los puños: "Muy bien, ¡no me contendré!".
Entre hombres, medir la fuerza siempre era motivo de orgullo.
Desde abajo, Yan Cai miraba a su Manyue con satisfacción. No sentía interés por este tipo de competencias, especialmente porque carecía de habilidades marciales y no podía realizar esos movimientos fluidos que otros ejecutaban con destreza.
Sin embargo, la elegancia con la que Jiang Manyue peleaba era digna de admiración: poderosa, pero sin perder la gracia, como una nube deslizándose por una montaña o una carpa saltando por encima de la corriente.
Cada uno de sus movimientos era ágil como el viento y firme como un pino arraigado en un precipicio. Su figura parecía etérea, como un dragón plateado que se deslizaba en medio de la niebla.
Zhang Shitou, por su parte, era fiel a su nombre: tan sólido como una roca, quizás incluso como granito. Tenía una fuerza descomunal y un cuerpo robusto, pero no importaba cuán fuerte fuera la piedra, las raíces de un viejo pino podían romperla.
Los espectadores, que inicialmente creían que era una locura enfrentar a Zhang, quedaron boquiabiertos. Nadie en el ejército podía igualar la fuerza de Zhang, capaz de levantar con facilidad piedras de cientos de kilos. En comparación, Jiang Manyue parecía un frágil erudito.
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Tener un bebé antes de casarse con un esposo malvado
RomancePara leer la sinopsis, entra en la historia ♡