El asunto del envenenamiento en el banquete fue investigado una y otra vez, pero todas las pistas quedaron bloqueadas.
El sirviente encargado del vino esa noche fue encontrado muerto tras envenenarse a sí mismo, y en su habitación no se halló nada sospechoso. Sin embargo, el principal sospechoso seguía siendo el Cuarto Príncipe, quien había ofrecido personalmente la copa de vino.
Las investigaciones posteriores ya eran un asunto secreto, inaccesible para el público.
Lo que sí se volvió evidente fue el cambio en la actitud del emperador hacia todos los príncipes. Era notorio para cualquiera que ahora desconfiaba de todos, incluso del más joven, el Quinto Príncipe.
Al llegar a la vejez, es natural que las personas teman más a la muerte, y el emperador no era una excepción. Sospechaba que todos a su alrededor deseaban su pronta desaparición.
A medida que envejecía, su salud se deterioraba, un proceso inevitable. Últimamente, sentía cómo su cuerpo no respondía como antes. Envejecer era parte de la vida, y por mucho que algunos intentaran evitarlo con rituales o creencias, nadie escapaba del ciclo de la vida y la muerte.
Después del incidente, el emperador se dio cuenta de que temía la muerte mucho más de lo que había pensado. No era de aquellos que podían enfrentarla con calma. Incluso al borde de la muerte, un monarca no podía permitir que se cuestionara su autoridad.
Como un viejo león, sacó sus colmillos cuando su territorio fue invadido por leones más jóvenes. Y aunque esos colmillos estuvieran ya desgastados, aún podían causar heridas.
Fue entonces cuando Xia Jue se dio cuenta de que había hecho una mala jugada. Aunque su plan inicial funcionó y el Cuarto Príncipe, el favorito del emperador, quedó en desgracia, ahora todos los demás, incluido él, también eran objeto de sospecha.
Aunque esto no lo sorprendió del todo -pues ya lo había previsto-, para él valía la pena haber sacado al Cuarto Príncipe de su camino. A pesar de la desconfianza generalizada, eliminaba al mayor obstáculo en su carrera hacia el poder. Ahora todos estaban en la misma línea de partida.
Sin embargo, lo que no había previsto era la reacción de Jiang Manyue. Xia Jue pensó que, al no haber amenaza para Jiang Manyue y Yan Cai, e incluso con el mérito ganado por Yan Cai, este no tendría motivos para alejarse.
Pero para su sorpresa, Jiang Manyue comenzó a distanciarse de él. La única ventaja era que éste no se alineó con ninguna otra facción, permaneciendo completamente neutral. Xia Jue no tuvo más opción que resignarse y perder a ese aliado.
A diferencia de Xia Jing, quien sufrió una calamidad inesperada, Yan Cai fue quien brilló en el banquete. Sin embargo, para sorpresa de todos, no recibió ninguna recompensa por sus méritos. Pasó un mes, luego dos, y el emperador no emitió ni una palabra al respecto.
Era lógico pensar que al menos debería recibir algo, aunque solo fueran unas pocas monedas de plata. Pero mientras los demás murmuraban, Yan Cai no se preocupaba en absoluto. Mientras todos se indignaban por él, él vivía una vida despreocupada.
Durante esos dos meses de verano, el calor era sofocante y la casa parecía un horno. Ni siquiera colocar cubetas de hielo ayudaba a refrescar el ambiente. Yan Cai decidió llevar a su hijo al pie de una montaña donde había un templo y rentar una casa.
En la montaña, la temperatura era mucho más fresca que en la ciudad. Por las noches necesitaban mantas para dormir, y durante el día, la brisa de la montaña era refrescante. Gracias a este clima, un sarpullido que Zaizai había desarrollado por el calor finalmente desapareció.
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Tener un bebé antes de casarse con un esposo malvado
RomancePara leer la sinopsis, entra en la historia ♡