El ejército de Beirong vestía uniformes de color gris azulados, mientras que las tropas de Chen iban completamente de negro. Los soldados de ambos bandos se mezclaban en combate, y desde la torre de vigilancia era casi imposible distinguir quién era quién.
Yan Cai se inclinó hacia adelante, pero no lograba identificar a cada persona. Sin embargo, pudo encontrar entre la multitud la figura de Jiang Manyue.
Detrás de Yan Cai se encontraban varios guardias personales. Aunque su intención inicial era asignar a todos los escoltas imperiales al cuidado de su hijo, Jiang Manyue insistió en que algunos se quedaran con él.
"Ante todo, hay que ser precavido,” le aconsejó Jiang Manyue.
En comparación con su hijo, que ya sabía defenderse, Yan Cai seguía siendo más vulnerable.
Aun así, había una espina que Jiang Manyue no podía quitarse del corazón: aunque el rey de Beirong había estado persiguiendo a Xieli, este seguía sin aparecer.
Xieli era un fugitivo temerario, capaz de destruir su propia ruta de escape con tal de vengar sus agravios. Esto se evidenció cuando asesinó al enviado imperial. Mientras no lo atraparan, Jiang Manyue no podía estar tranquilo.
Sin embargo, la mayoría de las tropas desconocía la apariencia exacta del enemigo. Encontrarlo entre tantos soldados era difícil, incluso aunque Jiang Manyue había colgado su retrato en un lugar visible del campamento, para que todos pudieran memorizar su rostro.
Xieli, mezclado en un grupo que se dirigía rápidamente hacia la torre de vigilancia, pasó junto al poste donde estaba colgado su retrato. Ni siquiera parpadeó al verlo, como si no le diera importancia.
Había cambiado su apariencia lo suficiente como para no parecerse al hombre del retrato. Un soldado comentó en tono casual:
"Dicen que quien capture a Xieli recibirá una recompensa de mil taeles de plata.
"Deja de hablar y sigue caminando. Tenemos una misión que cumplir. ¿Qué tiene que ver con nosotros ese Xie-lo-que-sea? Además, ¿cómo podríamos atraparlo? Dicen que es muy habilidoso. Es mejor concentrarse en nuestra tarea y obtener la recompensa.
Nadie en el grupo sospechó que Xieli estaba entre ellos, luciendo como un soldado común de Chen.
En la torre de vigilancia, Yan Cai apretó los puños con emoción. Había visto con sus propios ojos cómo Jiang Manyue derribaba el caballo de Qi Zhen y lo capturaba vivo. Jiang Manyue miró hacia atrás, como si sintiera la mirada de Yan Cai, y sus ojos se encontraron en la distancia.
Impulsado por la emoción, Yan Cai descendió de la torre.
Con su general capturado, las fuerzas de Beirong perdieron toda motivación. Algunos soldados, presas del miedo, arrojaron sus armas y se rindieron. Incluso las banderas de batalla cayeron al suelo.
Los que quedaban luchaban desesperadamente, pero las tropas de Chen no se dejaron llevar por la euforia de la victoria inminente y continuaron combatiendo con disciplina.
Jiang Manyue, llevando al inconsciente Qi Zhen, regresó hacia la torre. A lo lejos vio a Yan Cai descendiendo para encontrarlo.
"¡Felicidades, maestro Jiang! ¡Ha capturado al general enemigo! ¡La victoria es nuestra!" le decían los subordinados con entusiasmo.
Sin embargo, Jiang Manyue permanecía imperturbable, sin mostrar la menor señal de alegría por su logro. La idea de reencontrarse con Yan Cai lo llenaba de una emoción mucho mayor que la victoria en la batalla.
Yan Cai llegó corriendo justo cuando Jiang Manyue bajaba del caballo. Qi Zhen, aún inconsciente, fue arrojado sin ceremonia a los pies de un oficial, que lo ató rápidamente con cuerdas para asegurarse de que no escapara.
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Tener un bebé antes de casarse con un esposo malvado
RomancePara leer la sinopsis, entra en la historia ♡