Después de comerse la última paloma asada, llegó el día en que Yan Cai abandonaría formalmente la capital.
Las habladurías pueden ser devastadoras, y con los rumores circulando en esa atmósfera tan delicada, quedarse más tiempo no sería apropiado. Por eso, decidieron irse para evitar más sospechas.
Cuando los rumores se extienden como una plaga, a veces irse es la forma más eficaz de enfrentarlos.
"¡Vámonos! ¡A vivir como ricos en el campo!" Yan Cai se sentó en la parte delantera del carruaje, colocando a su hijo sobre sus piernas.
Mientras avanzaban, la imponente puerta de la ciudad se hacía cada vez más pequeña a sus espaldas. La carretera levantaba polvo, y Yan Cai, sin mostrar el menor apego, le cantaba alegremente a su hijo.
"¿A quién le importa esto? ¡Adiós!" Dijo mientras agitaba la mano hacia las puertas, aunque ya no se veían. Sobre las murallas, una figura familiar los observaba.
Se había ido de verdad. El tercer príncipe, mirando el carruaje que se perdía en la distancia hasta convertirse en un punto negro, reflexionaba. Él era de los pocos que realmente se preocupaban por los rumores, tanto que incluso investigó el origen de Yan Cai.
Cuando descubrió que Yan Cai había sido encontrado por la familia Yan, sin padres ni origen conocido, temió que pudiera ser un hijo ilegítimo de su padre, el emperador. Pero ahora, con la partida de Yan Cai, finalmente se sintió aliviado.
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El viaje de regreso fue mucho más relajado que el de ida. Como debían ir contra la corriente del río, decidieron no volver por agua y tomaron una ruta terrestre más larga, que agregaba un mes al trayecto. Sin embargo, el buen ánimo les permitió avanzar rápidamente, y al final, el tiempo del viaje fue casi el mismo que a la ida.
El motivo principal por el que los dos padres decidieron regresar rápidamente a Qingqu no fue solo por los rumores, sino por la preocupación por Er Zai.
Cuando llegaron, Er Zai ya tenía casi siete meses, pero su capullo aún no se había abierto y seguía siendo pequeño y frágil. Aun así, no mostraba señales de marchitarse, solo que no crecía. Era como un repollo abandonado en el campo, sin nadie que lo cuidara.
"Esto me tiene muy preocupado", dijo Yan Cai, inclinándose sobre la maceta para observar. "¿Por qué no crece? Debería haber florecido ya".
"Tranquilo. Mañana iremos al lago en la cima de la montaña de té y probaremos allí", sugirió Jiang Manyue.
Aunque no podía sentir la energía espiritual que mencionaba Yan Cai, sí percibía que la cima de la montaña tenía un ambiente mucho más agradable que el valle.
"Por hoy, descansemos bien. El viaje ha sido largo, y estamos cansados".
Llevaban tanto tiempo fuera que, al verlos llegar, los sirvientes que habían quedado en la casa estaban tan sorprendidos como felices, sin saber qué decir.
Después de intentar hablar durante varios segundos, al final fue Jin, el más elocuente, quien gritó: "¡Bienvenidos a casa, amos!".
"¡Rápido, que alguien traiga té! Hemos mantenido sus habitaciones limpias todo este tiempo, sin un rastro de polvo, listas para ser usadas. Iré a cambiar las sábanas y almohadas de inmediato..."
Zaizai, aunque encontraba el lugar algo extraño por el tiempo que había pasado, no se mostró tímido. Incluso sin recordar mucho del sitio donde había vivido tanto tiempo, mantenía esa actitud altanera, como si él fuera el dueño del mundo.
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Tener un bebé antes de casarse con un esposo malvado
RomancePara leer la sinopsis, entra en la historia ♡