Capítulo 17: La Noche en el "Bangkok Sky'' (el nuevo club)

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Escena 1: La confrontación

El aire del club(Bangkok Sky) era una mezcla espesa de música atronadora, humo de cigarrillo y el aroma de sudor y perfume barato. La luz roja y azul parpadeaba sobre la pista de baile, creando un ambiente frenético que contrastaba con la furia que hervía en el interior de Lingling. La imagen del beso entre Yin Ganada y Orm seguía grabada en su mente, una herida abierta que sangraba con cada latido de su corazón.

Lingling se acercó a la mesa donde Orm se encontraba, rodeada de un grupo de amigas que reían y bebían. Orm la miró con una mezcla de desprecio y diversión, como si Lingling fuera un insecto molesto.

"¿Qué haces aquí, Orm?", preguntó Lingling, su voz llena de veneno. "¿Sigues mi rastro como un perro perdido?"

Orm la miró con una sonrisa burlona. "Estoy aquí para divertirme con mis amigas, ¿acaso te molesta?", respondió, su voz llena de desdén.

Las palabras de Orm fueron como una estocada en el corazón de Lingling. La frustración la invadió, un torrente de emociones que la obligó a seguir adelante. "Me molesta que estés aquí", respondió Lingling, su voz ahora más suave, pero con una intensidad que no podía disimular. Sus ojos brillaban con una furia contenida.

"No me importa en lo más mínimo", respondió Orm, con una indiferencia que irritaba a Lingling. "Es divertido estar con muchas personas de bajo recurso y verlos divirtiéndose."

Lingling sintió un nudo en la garganta, una furia que la obligó a tragar saliva. "¿Por qué no vuelves al club de tu familia?", preguntó, con una voz llena de sarcasmo. "Así sería mejor para todos. Es molesto verte."

"Lo siento, pero a mí tampoco me agrada ver tu aburrida cara", respondió Orm, con una sonrisa cruel. "Y por si no sabías, ''Bangkok Sky'' me pertenece."

Lingling sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La arrogancia de Orm la enfurecía. "No me sorprende", respondió, con una voz gélida. "Eres igual que tu padre. Del mismo palo, tal astilla. Es desagradable. Te veo por todas partes. Prácticamente son dueños de todo Bangkok, casi de toda Tailandia."

Orm se rió, una risa que resonó en el silencio que se había instalado entre ellas. "Sí, pronto Tailandia me pertenecerá, si es así como lo quiero", respondió. "Y una cosa más, no metas a mi padre querida.

La furia de Orm era palpable, una descarga de energía que la envolvió por completo. Lingling no se amedrentó. "¿Por qué te duele?", preguntó, con una sonrisa triunfante.

Orm se rió nuevamente, una risa que esta vez sonaba a rabia. "Puede que sea verdad, pero te lo dejaré de tarea."

Las palabras de Orm hicieron que Lingling se moleste aún más. Se acercó a Orm, su rostro a centímetros del de ella. "Te voy a hacer recordar por qué no debes jugar con fuego", susurró Lingling, su voz llena de amenaza.

Orm la miró fijamente, sus ojos llenos de desafío. "No tengo miedo de ti, Lingling", respondió, con una voz que no temblaba.

Lingling se echó hacia atrás, una sonrisa cruel en sus labios. "Veremos", dijo, su voz llena de desafío.

Escena 2: La habitación VIP

La tensión era palpable, una mezcla de rabia y deseo que amenazaba con explotar en cualquier momento. Orm se levantó de su asiento, su mirada fija en Lingling. "Vamos", dijo, con una voz que no dejaba lugar a dudas.

Lingling sintió una punzada de miedo, pero también una extraña excitación. Se dejó llevar por Orm, sintiendo su mano en su brazo, sintiendo su cuerpo cerca del suyo.

Orm la llevó a través del club, pasando entre la multitud que bailaba y gritaba. Llegaron a una puerta oscura que conducía a una habitación VIP. Orm abrió la puerta y la empujó hacia adentro.

La habitación estaba oscura, solo iluminada por una tenue luz roja que proyectaba sombras en las paredes. Orm cerró la puerta detrás de ellas, dejando a Lingling atrapada en la oscuridad con ella.

"No me gusta que me provoques, Lingling", dijo Orm, su voz ronca.

Lingling se acercó a ella, sus ojos brillando con una mezcla de miedo y deseo. "Me gusta verte enfadada", respondió, su voz llena de provocación.

Orm la tomó de la mano, sus dedos fuertes y seguros. "No juegues conmigo, Lingling", dijo, su voz llena de advertencia.

Lingling se rió, una risa que resonó en la oscuridad. "No tengo miedo de ti", respondió, sus ojos brillando con desafío.

Orm la atrajo hacia ella, sus labios rozando su oído. "No te equivoques, Lingling", susurró. "Yo también puedo jugar."

Lingling sintió su cuerpo temblar, una mezcla de miedo y excitación. No sabía qué iba a pasar, pero sabía que no podía resistirse.

Escena 3: El juego

La habitación estaba llena de un silencio tenso, roto solo por la respiración de Orm y la aceleración del corazón de Lingling. La luz roja proyectaba sombras largas en las paredes, creando un ambiente misterioso y sensual.

Orm la empujó suavemente hacia la cama, sus ojos brillando con deseo. Lingling se dejó caer sobre las sábanas, sintiendo la suavidad de la tela contra su piel.

"No te preocupes, Lingling", dijo Orm, su voz llena de promesa. "No te voy a hacer daño."

Lingling lo miró fijamente, sus ojos llenos de una mezcla de miedo y excitación. "No estoy segura de eso", respondió, su voz apenas un susurro.

Orm se acercó a ella, su cuerpo caliente y fuerte. "Confía en mí, Lingling", dijo, sus labios rozando su oído. "Te voy a mostrar un lado de mí que nunca has visto antes."

Lingling sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. No sabía qué iba a pasar, pero sabía que no podía resistirse.

Fin del capítulo 17

Orm y Lingling: La mafia y la leyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora